
Todas cumplían una función específica (y en muchos casos vitales) para nuestros antepasados.
Aunque no todo el mundo las conserva, estas son algunas de las más comunes. ¿Te atreves a examinar cuántas tienes?
Desde un punto antropológico, se les llama “sobras evolutivas”: son esas parte de nuestro cuerpo que no tienen ninguna utilidad para las funciones que desarrollamos en una vida moderna. Pero no siempre ha sido así.