Cuando Paola Betancourt estuvo viajando durante un mes por España con una pequeña mochila, se dio cuenta que no necesitaba muchas cosas para vivir.
BBC NEWS MUNDO
“Un año sin hacer compras”, el desafío que pone a prueba tu consumismo
Muchos de los desafíos están centrados en no comprar ropa, aunque hay otros que son más radicales.
Al regresar a casa se propuso el desafío de no comprar durante 365 días, aunque en estricto rigor, el reto que ella se fijó fue no adquirir aquello que no fuera absolutamente “esencial”.
Ahí es donde entra en juego la pregunta: ¿qué es realmente indispensable?
Cada una de las personas que se han impuesto el desafío de no comprar durante un año ha fijado sus propias reglas.
Algunos son más radicales que otros, pero como no hay un juez, se trata de ponerte a prueba en relación a los límites que tú mismo has establecido.
Betancourt se puso un reto anticonsumista centrado en no hacerse con ropa ni artículos innecesarios y decidió contar su experiencia en unos videos de YouTube.
Al finalizar el año declaró frente a la cámara: “He cumplido el reto y estoy supercontenta con ello”.
“Me encanta pasar por las tiendas y no sentir el impulso de comprar nada“. Era mayo de 2019.
¿Pero… realmente no compró nada? Bueno, solo algunas prendas de vestir porque se mudó a vivir a un lugar más frío.
“Un pantalón, dos jerseys, una camiseta tipo jersey y otras dos camisetas normales”, cuenta.
“Lo he tenido que hacer por necesidad absoluta y no me he sentido mal porque estaba pasando frío”.
Ha pasado ya un buen tiempo desde aquella experiencia y en la actualidad, según le cuenta a BBC Mundo, ha seguido tratando de consumir lo menos posible para disminuir la contaminación ambiental y practicar el desapego a las cosas materiales.
Por ejemplo, hace su propia pasta de dientes con aceite de coco y bicarbonato y ha encontrado alternativas ecológicas para reemplazar los artículos de limpieza.
“Aprendí lo fuertes que podemos llegar a ser cuando abrimos los ojos y plantamos cara a la realidad”, explica, refiriéndose a lo importante que es para el medioambiente reducir el consumo.
“Adicción“ a las compras
Distinta fue la experiencia de la estadounidense Hannah Louise Poston. Su desafío fue poner fin durante un año a la compra de productos de belleza, ropa y electrodomésticos que llegó a adquirir casi de manera compulsiva.
Compraba incluso cuando no tenía dinero.
“No tenía una adicción a las compras que me inhabilitara por completo”, dice, aunque podía gastar fácilmente US$3.000 o US$4.000 en artículos que no necesitaba y después entraba en pánico.
Así fue como en 2018 adoptó el desafío de no comprar, conocido en inglés como no-buy year, y registró la experiencia en videos que le trajeron cerca de 20.000 suscriptores a su canal de YouTube.
Según la psicóloga del consumo Kit Yarrow, “en los últimos 20 años, más o menos, nos han llenado de mercancía barata”.
Para ella, el reto de no comprar funciona como “un antídoto a la glotonería”.
El más común de los desafíos es dejar de comprar ropa por un año. Sin embargo, hay quien, como la alemana Greta Taubert, lo llevó al límite: no adquirir nada en todo ese tiempo. Y lo logró.
Pero seamos claros con el reto de Taubert: nada de comer, nada de tomar, nada de nada.
Vivió de lo que producía en una huerta y hasta aprendió a hacer su propio champú, impulsada por la motivación de experimentar cómo sería la vida si el sistema económico colapsara.
Minimalismo: vivir con menos
Otros han seguido desafíos mucho menos estrictos como el Project 33 (usar solo 33 prendas de vestir por tres meses), abandonar el celular por 40 días o eliminar la televisión.
Y es que como las reglas las inventa uno mismo, las variantes son infinitas.
Joshua Becker, fundador del blog Becoming Minimalist, un sitio web que promueve el minimalismo, se propuso el desafío de no comprar durante tres meses… y lo logró.
Aunque el reto realmente importante para Becker es mantener una forma de vida minimalista, que, en pocas palabras, significa vivir con menos.
“El minimalismo es vivir intencionalmente con las cosas que realmente necesito”, le dice a BBC Mundo.
“La idea es remover la distracción de tener demasiadas pertenencias y enfocarse en las cosas que más importan”.
Autor de varios libros sobre esta temática, se dedica actualmente a escribir y dar charlas sobre el minimalismo como trabajo a tiempo completo.
De acuerdo a su experiencia, un año sin compras superfluas trae muchísimos beneficios, entre los cuales se destacan: ahorrar dinero, reducir la huella de carbono, eliminar las compras compulsivas y tener más tiempo para las cosas que realmente son importantes en tu vida.
Los 4 pasos
La pregunta que muchos se hacen es cómo se puede lograr. Estos son los pasos que propone Becker, en sus propias palabras:
1. Fija tu objetivo para el año sin compras
Tal como ocurre con el minimalismo, las razones para consumir menos y poseer menos son distintas para cada persona.
Lo primero es establecer tu propio objetivo y preguntarte por qué lo estás decidiendo. ¿Es para ahorrar, para demostrarte a ti mismo que puedes cumplir una meta, para contaminar menos?
No importa cuál es la razón, lo importante es tenerlo claro.
2. Fija tus reglas
Aunque se llama el desafío de “no comprar”, eso no significa que no puedes adquirir nada.
Se trata más bien de lo que tú quieres dejar de comprar.
Para fijar las reglas, lo mejor es escribir una lista con las cosas que sí puedes comprar y otra con aquello no quieres comprar.
3. Prepárate
Cuando ya tengas claro tu objetivo y tus reglas, hay ciertas cosas que puedes hacer para prepararte.
Por ejemplo, haz una lista de las cosas que habitualmente compras y analiza en qué medida respetan o no respetan tus nuevas reglas.
También piensa en cómo usarás tu tiempo, ya que uno de los beneficios de un año sin comprar es que tendrás más tiempo libre.
Y si no tienes planes, es más fácil caer en los viejos hábitos de consumo.
4. Comienza de a poco con un “mes sin comprar”
No tienes que comprometerte a 365 días de una sola vez. Como cualquier otro hábito nuevo, es mejor avanzar paso a paso.
Para eso, una recomendación es comenzar con un mes sin comprar y poner en práctica un período más largo de tiempo cuando ya sabes de qué se trata.
Becker advierte que si fallas en el camino, no te des por vencido. Puedes volver a intentarlo las veces que quieras. Lo importante, dice, es analizar por qué pasó y prepararse mejor para la próxima vez.
Así como Becker promueve el minimalismo como un estilo de vida, otros promueven conceptos parecidos, pero con distintos nombres.
“Buy Nothing Project”
Hay un movimiento internacional llamado Buy Nothing Project (“Proyecto para no comprar nada”), que comenzó en Estados Unidos en julio de 2013 cuando dos amigas, Rebeca Rockefeller y Liesl Clark, crearon un pequeño grupo en Bainbridge Island, Washington, donde la gente intercambiaba cosas sin utilizar dinero.
Una práctica que se inscribe en la llamada gift economy (“economía del regalo” o “economía gratuita”).
La idea se expandió rápidamente a través de Facebook y comenzaron a surgir grupos organizados según zonas geográficas con el apoyo de voluntarios.
Según las fundadoras —que este año publicaron el libro “The Buy Nothing, Get Everything Plan”—, el movimiento tiene 1,5 millones de participantes en 31 países distribuidos en 4.650 grupos que cuentan con el apoyo de cerca de 10.000 voluntarios.
¿Cómo funciona el proyecto? La gente publica en el grupo las cosas que quiere regalar o prestar a sus vecinos y pregunta por cosas que le gustaría recibir. Así, se extiende la vida útil de los productos, contaminando menos el planeta.
La gente intercambia cosas tan distintas que van desde muebles, ropa o electrodomésticos, hasta comida recién preparada, mercaderías, o incluso viajes en un mismo auto.
“No solo comparten cosas. Los vecinos llegan a conocerse y construyen relaciones de confianza”, le dice a BBC Mundo la documentalista y cofundadora del movimiento Liesl Clark.
Al preguntarle qué tipo de cosas compra regularmente, Clark cuenta que solo compra cosas esenciales como comida y a veces productos de limpieza por la pandemia de covid-19.
“Si no fuera por la pandemia, haría mis propios productos de limpieza”, explica.
Como no le agrada comprar, la idea de “comprar nada” se ha transformado en un estilo de vida.
“No necesito comprar ropa, ni artículos para la casa, porque todo llega a mi gratuitamente”.