Los hallazgos de esa investigación sugieren que el IMC está efectivamente asociado a 10 de los cánceres más comunes, como el de cuello de útero, tiroides, riñón, hígado o colón. El cáncer de mama tras la menopausia y la leucemia también fueron considerados por los expertos.
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Se consideran individuos con sobrepeso aquellos con un índice de masa corporal entre 25 y 30; con peso normal, los que tienen un IMC entre 18.5 y 25, mientras que los situados entre 30 y 35 de IMC se clasifican como personas con obesidad moderada y son obesos los que tienen una masa corporal por encima de 35.
El citado estudio también sugirió que si continúan aumentando los niveles de obesidad podría haber otros tres mil 700 casos diagnosticados de cáncer más anualmente.
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“Hubo muchísima variación en el efecto del IMC sobre los diferentes cánceres”, afirmó a los medios británicos uno de los científicos encargados del estudio, Krishnan Bhaskaran.
Este experto puso como ejemplo el hecho de que “el riesgo de cáncer de útero aumentó de forma sustancial a una mayor masa corporal, mientras que en otros cánceres se detectó un incremento más modesto en el riesgo o ningún efecto en absoluto”.
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“Esta variación nos indica que el IMC debe afectar al riesgo de desarrollar cáncer a través de varios procesos diferentes, dependiendo del tipo de cáncer”, agregó.
Por su parte, en declaraciones, Tom Stansfeld, de la organización benéfica para la lucha contra esa enfermedad Cancer Research UK, indicó que “aunque la relación entre el cáncer y la obesidad es compleja, está claro que el exceso de peso incrementa el riesgo de desarrollar cáncer”.
“Mantener un peso saludable reduce el riesgo de desarrollar cáncer y la mejor manera de hacerlo es con una dieta sana, equilibrada y con