La NASA dio a conocer el viernes los cinco primeros objetivos del Webb y asegura que ha captado imágenes sin precedentes de galaxias remotas, nebulosas brillantes y un lejano planeta de gas gigante.
El primer objetivo observado es la nebulosa Carina, situada a unos 7 mil 600 años luz. El telescopio espacial Hubble ya la había fotografiado y reveló gigantescas columnas de polvo y gas, uno de ellas la famosa Montaña Mística.
Las imágenes de James Webb, cuyo espejo principal utilizado para captar la luz es mucho más grande, prometen ofrecer una nueva perspectiva de Carina.
La Nebulosa del Anillo del Sur es otro de los objetivos. Se trata de una enorme nube de gas que rodea a una estrella moribunda y se encuentra a unos 2.000 años luz de la Tierra (un año luz equivale a más de 9 mil 400 millones de kilómetros).
El tercer objetivo que se ha observado es el Quinteto de Stephan, el primer grupo compacto de galaxias descubierto en 1787 que se encuentra en la constelación de Pegaso.
Aunque probablemente lo más tentador que puede hacer el Webb sea la utilización de un cúmulo de galaxias, conocido como SMACS 0723, como una especie de lupa cósmica para ver otras galaxias distantes y débiles situadas detrás de esta.
Esto se conoce como “lente gravitacional” y utiliza la masa de las galaxias en primer plano para desviar la luz de los objetos que están detrás de ellas, como si se tratara de unas gafas.
Más allá de las imágenes, el martes también se publicará la primera espectroscopia hecha por el Webb, un mecanismo que sirve para determinar la composición química de un objeto lejano.
Esta técnica se ha aplicado al WASP-96 b, un planeta gigante compuesto principalmente por gas. Se descubrió en 2014 y está situado fuera de nuestro sistema solar, a 1.150 años luz. Su masa es aproximadamente la mitad de la de Júpiter y gira alrededor de su estrella en sólo 3.4 días.
El telescopio espacial acaba de entrar en pleno funcionamiento, después de que el cohete Ariane 5 lo lanzara al espacio las pasadas Navidades. El Webb llegó a su puesto de observación tras un largo viaje, a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra.
Hasta ahora, la NASA ha mantenido las primeras imágenes bajo llave. “Estoy deseando no tener que guardar más estos secretos, será un gran alivio”, dijo la semana pasada a la AFP Klaus Pontoppidan, astrónomo que supervisa el Webb.
Bill Nelson, director de la NASA, prometió la semana pasada “la imagen más profunda jamás tomada de nuestro universo”.
Las capacidades infrarrojas de Webb le permiten ver hacia atrás en el tiempo hasta el Big Bang, hace 13 mil 800 millones de años.
La cualidad de expansión del Universo provoca que la luz de las primeras estrellas cambie las longitudes de onda ultravioleta en el espectro visible en las que fue emitida a otras más largas en la zona infrarroja. El Webb está equipado para detectarlas con una resolución inédita.