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Cómo es trabajar con un hermano

Cuatro hermanos empresarios cuentan cómo han logrado manejarse y un académico experto en empresas familiares brinda consejos para salir adelante.

cómo es trabajar con hermanos

Compartir intereses y talentos ayuda a que los hermanos trabajen juntos con más armonía. Foto Prensa Libre: Christin Klose/dpa

Uno puede querer a los hermanos más que a nadie en el mundo, pero eso no quita que a veces surjan enojos y se griten. Cuando dos hermanos forman parte de un mismo equipo de trabajo, tienen que estar dispuestos a afrontar retos muy particulares.

“Cuando todo marcha bien, trabajar juntos es muy divertido, pero cuando se dispara algún conflicto, las dificultades son mucho más complejas”, dice Anna Wessling, que trabaja con sus dos hermanas y un hermano en el emprendimiento familiar que heredaron de su padre.

Tom Rüsen, director del Instituto Wittener para Empresas Familiares, dice que tener “un sentimiento fuerte por lo que significa compartir una causa común, una causa ‘nuestra’, y compartir visiones puede resultar muy positivo para una compañía y por supuesto también para un vínculo entre hermanos”.

Por otra parte, apunta, es posible que surjan rivalidades y emociones entre hermanos que podrían dificultar considerablemente el trabajo en conjunto.

Cuando es imposible dividir familia y trabajo

“Al observar los conflictos laborales entre hermanos con cierto detenimiento se puede ver que en el fondo suelen ser conflictos familiares”, dice Rüsen. Puede pasar por ejemplo que alguien no se sienta escuchado en la empresa porque desde siempre se sintió en inferioridad de condiciones en el círculo familiar.

Lo importante es ser consciente de esas dinámicas con anticipación. “Solo podrá definir los roles dentro de una empresa quien haya reflexionado sobre la distribución de roles y de vínculos a nivel familiar”, advierte Rüsen.

Repartir puestos y responsabilidades

Además, la estima que se tiene a un miembro de la familia nunca debe inferirse de su posición dentro de la empresa.

Rüsen recomienda distribuir las posiciones “exclusivamente en función de las habilidades de cada uno”. Es de gran ayuda que cada uno tenga su área de trabajo y que todos se sientan en nivel de igualdad, cada uno desde su lugar.

En la familia Wessling cada persona trabaja en un área diferente. Cada hermano estudió algo distinto y volcó esos conocimientos a la compañía.

Además, cada uno pensó por su cuenta si quería sumarse a la empresa familiar, y entre cada hermano hay diez años de diferencia, con lo cual la incorporación se fue haciendo de un modo gradual, a medida que iban terminando los estudios.

Cómo es trabajar con un hermano
En caso de que hermanos o hermanas formen parte de un mismo equipo de trabajo, es necesario establecer reglas de comunicación claras. Foto Prensa Libre: Christin Klose/dpa

Reglas de comunicación en la constitución familiar

A los Wessling la transición de la empresa de manos del padre a manos de los hijos les llevó ocho años. En ese lapso, los hermanos decidieron redactar algo así como una constitución familiar en la que se incluyeron formalidades como un testamento y diversos poderes, así como una formulación de pautas básicas de comunicación.

“Tenemos como máxima que en caso de surgir algún conflicto importante el problema debe ser aclarado en forma directa con la persona en cuestión en un lapso de 48 horas”, explica Diana Wessling.

“Lo más importante de todo es que la comunicación no se corte. Porque al final de cuentas sabemos que todos queremos lo mejor para la empresa. Discutimos el tiempo que sea necesario hasta poder encontrar un rumbo que podamos emprender todos juntos”, subraya Anna Wessling.

A los hermanos Wessling les sirve mucho tener presente qué papel están asumiendo en cada situación y dárselo a entender de ese modo a los demás. “Es posible evitar muchos malentendidos si uno dice claramente si está hablando como hermana o como accionista”, opina Anna.

Un continuo proceso de aprendizaje

En líneas generales, es fundamental no intentar hacer oídos sordos a los conflictos, estar dispuesto a recibir críticas y a reflexionar sobre uno mismo, a saber controlarse en las discusiones y acompañar decisiones aunque uno no esté 100 por ciento de acuerdo con el rumbo pautado. Esos son principios en los que estos hermanos coincidieron.

Intercambiar experiencias con otras familias también puede ayudar.

“Solemos tener valores similares y eso hace que tengamos ciertos puntos en común para compartir. El intercambio es muy valioso y pueden aprenderse diferentes estrategias porque, por supuesto, cada familia funciona de un modo diferente y debe encontrar el camino que más la represente”, dice Diana Wessling.

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