Si no existe una comunicación adecuada, los jóvenes optarán por aislarse, lo que los empujará a llamar la atención mediante acciones rebeldes.
La solución será el tiempo y la paciencia. Los progenitores deben entender que estar pendiente de los hijos todo el tiempo es el principal causante de la desobediencia.
Aunque no lo parezca, los adultos pueden empezar a otorgarles mayores responsabilidades a sus hijos, para que desarrollen la madurez, y así tomen las mejores decisiones. Otro consejo es explotar las potencialidades de los adolescentes, caracterizados por un derroche de energía que espera ser liberada.