Al respecto, quiero recordarles a los lectores que se trata del caso de la señora Leticia Cruz Ortiz, de 70 años, que en paz descanse, que padecía de cirrosis hepática avanzada, publicada hace más de un mes con el título: enfermedad ligada a la pobreza. Por la falta de medicamentos sufría duras crisis de dolor, sumada a otras necesidades. Con la noble ayuda de mi amiga y de los lectores, gracias a Dios se le ofreció algo de lo que la angustiada hija solicitaba para su madre enferma.
Ahora que ella se ha ido y descansado, sé que es grande la satisfacción que siente haberla ayudado al final de su vida. Talvez muchas personas lo hicieron con su sacrificio, y no importa si su ayuda fue poca o mucha; lo importante es que con su solidaridad hicieron los días menos angustiosos a una madre que sufría en su pobreza de dolores intolerables. Y estoy segura, también, que esas bendiciones que hoy reciben son verdaderas, sinceras y las van a sentir abundantemente. Descansó en paz una madre que se fue recibiendo el amor de su familia y la solidaridad de los buenos guatemaltecos que hoy son bendecidos por su obra al servicio del prójimo necesitado.
Este correo le respondí a mi buena amiga, quien me comunicó la noticia ese mismo día: misión cumplida, que Dios la bendiga, porque usted fue usada por Él para que muchos también alcancemos esa bendición, incluyendo a Prensa Libre.
Nota para la esposa del caso a que me refiero en la introducción de la columna de hoy, que seguramente ha quedado en espera de la publicación de su mensaje, con la esperanza de ser escuchada.
Considero que ella también merece mi atención, porque estos conflictos conyugales se complican cada vez más, si se dejan al tiempo y no se les orienta a tiempo. Aparte de esto, yo le agradezco que sea una fiel lectora de esta columna y haré todo lo posible para que su caso sea publicado el próximo jueves.
Mientras tanto, le dejo este pensamiento para reflexionar: “La paz es mejorar lo que está en mi alcance, aceptar lo que no puede ser cambiado y tener lucidez para distinguir una cosa de otra”. Y tener paz, también es tener la tranquilidad de aceptar a los otros como son y luchar por cambiar uno mismo sus propias imperfecciones.
rina.montalvo@gmail.com