El equipo de los cronobiólogos Till Roenneberg y Karla Allebrandt (Universidad Ludwig-Maximilians, Munich, Alemania) llevó a cabo un estudio con más de 4 mil personas de siete países europeos tan diversos como Estonia e Italia. Estudio reiterado con una muestra de casi 6 mil personas.
Su análisis del comportamiento frente al sueño (a través de un cuestionario) y de las características genéticas mostraron que los individuos con una variación frecuente del gen ABCC9 dormían en general períodos “bastante menores” que los individuos con la otra versión el gen.
“Este no es el primer estudio que evidencia la implicación de los genes en la regulación del sueño, pero su fuerza esta en que evidencia este gen en una amplia población y confirma su papel en la Drosophila (mosca de la fruta)” , comentó el cronobiólogo francés Claude Gronfier (INSERM, Lyon) .
El equipo del profesor Roenneberg, en colaboración con investigadores de la Universidad de Leicester (Gran Bretaña) ha demostrado en efecto que el gen ABCC9 también afecta el periodo de sueño nocturno de la mosca de la fruta.
“Esto no es sólo una asociación estadística que le da un papel a un gen que al final no es para tanto, se trata de una real función biológica demostrada, una hermosa confirmación” , dijo el Dr. Gronfier. “El papel de este gen en la duración del sueño es innegable” , añadió.
Anteriormente, este mismo gen ABCC9 había sido relacionado con la diabetes y con enfermedades del corazón.
“Así, al parecer, la relación entre la duración del sueño y los trastornos metabólicos puede explicarse en parte por un mecanismo molecular subyacente y común” , declaró el Dr. Allebrandt.
La otra lección del estudio, subrayó el Dr. Gronfier, es el papel del medio ambiente en la duración del sueño.
El estudio muestra la influencia de cronotipo (los que van “a la cama temprano” o los que son “aves nocturnas”) . En concreto, muestra que la consecuencia de la variación del gen ABCC9 es más importante entre los amantes de la noche que en los que se van a la cama temprano.
Así mismo, los investigadores observaron que las consecuencias de la variación genética son más importantes en las poblaciones sometidas a una mayor amplitud de la duración del día según las estaciones.
“Allí se ve la combinación, la sinergia, entre el medio ambiente y la genética, lo que lleva a alteraciones del sueño” , subrayó el Dr. Gronfier.
Según este especialista, estos resultados “refuerzan el mensaje de que una cantidad de sueño suficiente, por medio de una buena higiene del sueño, es fundamental para un funcionamiento fisiológico adaptado y para evitar la aparición de graves perturbaciones” .