Carpentier es una de las principales figuras del denominado boom que renovó la literatura latinoamericana en el siglo pasado, y es reconocido entre los primeros en introducir el término de “lo real maravilloso” y el neobarroco en el continente.
A través de los 149 folios del día a día de su estancia en Venezuela, el novelista confiesa sus avatares literarios entre los años 1951 y 1957, considerado uno de sus períodos de mayor actividad creadora, literaria e intelectual.
El diario fue encontrado entre la papelería y los documentos que conservaba en su casa habanera, tras el fallecimiento de su viuda, Lilia Esteban en 2008, según explicaron los investigadores que se ocuparon de la edición.
La directora de la Fundación, la Premio Nacional de Literatura Graziella Pogolotti, dijo que la esencia del libro está en “la invitación a la relectura de Carpentier, al redescubrimiento de su obra a partir de las pistas que esta confesión parcial -como todas las confesiones- nos da sobre sus búsquedas y sus inquietudes“.
También advierten a los lectores de que asistirán a la creación de sus grandes novelas y noveletas, como Los pasos perdidos, El siglo de las luces, El acoso y El camino de Santiago.
El autor del prólogo de Diario, Armando Raggi, explicó que el texto descubre “su tortuoso” proceso creativo, sus dificultades editoriales, los periodos de poca productividad creativa de Carpentier, su ocupación en la publicidad radiofónica y la televisión, pasajes enigmáticos y episodios de su estancia en París entre 1938 y 1939, así como sus frecuentes sueños y pesadillas.
“Necesita encontrar un interlocutor, una suerte de espejo en el que se reconoce y explora una vez más el lugar donde se encuentra, en aquel momento estaba terminando la elaboración de Los pasos perdidos, una novela que significó un punto de giro en su obra”, indicó la intelectual.
En un aparte, Pogolotti resumió que en la lectura de este diario se va a encontrar “cómo trabaja un escritor, la enorme disciplina, el trabajo de orfebrería, de cuidado del detalle y algo de primordial importancia: la amplitud de miras de un escritor” .
Y recuerda que Carpentier fue un autodidacta que se hizo de una enorme cultura “abierta no solamente a la literatura, con una visión integradora de la cultura, en la que lo mismo era la ciudad, la arquitectura, la vida cotidiana, los pregones callejeros y la publicidad moderna.
En este momento la Fundación sigue un plan de publicaciones críticas de su obra que ha incluido la novela Ecué Yambaó, trabaja ahora en Concierto Barroco y tiene en perspectiva El arpa y la sombra, su última novela publicada.
Para ese fin aseguran que disponen de la documentación esencial y la biblioteca personal de escritor con más de 4 mil 500 volúmenes, un tesoro para dar a conocer y socializar.