Su nombre es Sergio Ernesto Valenzuela Urbina, aunque es conocido como Valenz. Nació el 28 de agosto de 1970 y creció siendo un niño de barrio, en Guajitos, en la zona 12 capitalina. Jugaba cincos, barriletes, trompos y hacía travesías en el barranco, actividades que combinaba con el dibujo y la inquietud por desarmar juguetes e inventar cosas nuevas.
Jugaba futbol gran parte de su tiempo y durante años practicó ciclismo. Viajó por Antigua Guatemala, pedaleaba para Puerto San José, el Lago de Amatitlán y otros lugares del país. Desde entonces también se apasionó por la música, con la guitarra, compuso canciones y trabajó en algunos grupos.
“Mis padres siempre me dieron la libertad de hacer lo que más disfrutaba y eso se los agradezco… mi padre decía que no moriría de hambre porque sería artista o mariachi”, recuerda como una anécdota divertida de su familia.
En 1989 estudió un técnico en Diseño Gráfico en la Universidad Rafael Landívar. Quería ser arquitecto, pero necesitaba salir a trabajar rápido y desarrollar sus habilidades, por lo que empezó su caminar en el mundo de las de artes gráficas y el proceso de impresión. Trabajó en agencias de publicidad.
Su afición por el futbol y el arte le llevó en 1998 al Mundial de Francia, además fue una oportunidad para visitar la Expo Lisboa, en Portugal, y un recorrido por los museos y exposiciones para aprender más de la historia del arte.
Reconoce que fue un viaje arriesgado porque para entonces ya tenía una familia y renunció a su trabajo para sumergirse de lleno en su pasión.
Valenz también disfruta de impartir clases a las nuevas generaciones. “La pasión por la enseñanza me ha ayudado a ser investigador y estar en constante desarrollo intelectual. Al inicio era un compromiso, el cual se convirtió en un hábito, estar actualizado en diferentes áreas del diseño, publicidad, arte y música”, comenta.
Con su firma
La obra plástica de Valenz se describe como neosurrealismo y se caracteriza por elementos como sillas, escaleras, camas, columpios, máquinas y escenarios, por mencionar parte de su trabajo. Él describe que esta es una manera de contar historias de la vida.
Su obra integra sillas que representan oportunidades y también son un símbolo de paciencia y espera. Ha expresado en otras oportunidades que las escaleras significan el deseo de subir de nivel y crecer, mientras que con la figura de la cama existe un encuentro más íntimo.
Valenz también asegura que él es artista 24 horas del día, que nunca ha visto este caminar como un pasatiempo. “Si regresara el tiempo no cambiaría nada, quizá mejoraría algunas cosas, pero todo lo que he vivido ha valido la pena para llegar a este punto”, reconoce.
Ha tenido etapas difíciles en donde se ha quedado sin trabajo, en alguna ocasión cambió a sus hijos de colegio por la crisis económica y también ha estado sin dinero para llevar sustento a su hogar.
Una de las épocas más complicadas fue cuando sufrió un accidente en moto en el 2007. Se quebró ambos brazos y pasó en cama durante meses. En esa oportunidad aprendió a pintar con la mano izquierda, que era la menos dañada, y así aprendió a ser ambidiestro.
Considera que el éxito llega con la combinación de talento y disciplina. Pero, cada persona necesita estar consciente de encontrar esas capacidades y trabajar en ellas, así como combinar esto con la ética y el amor.
“Si no ejecutamos pensamientos se queda en un eterno deseo de lo que pudo haber sido, así que lo más importante es no dejar de hacer las cosas”, dice.
El salto
En los últimos años, Valenz ha trabajado el concepto de coworking o trabajo cooperativo, con el grupo Proyecto Haciendo Arte, el cual tiene como objetivo ser un acelerador profesional para quienes desean trabajar y vivir del mundo creativo.
“La promesa que hicimos con mis amigos era comprometernos a enseñar todo lo que sabíamos, sin reservas ni egoísmo y no esconder ningún atajo para que juntos creciéramos”, dice Valenz.
El lugar está ubicado en carretera a El Salvador, es una bodega industrial convertida en un punto de explosión de creatividad. En un principio Valenz tomó este espacio para restaurar carros clásicos, otra de sus aficiones.
“Empecé reclutando artistas que ya tuvieran ciertas bases y ahora es un espacio en que convergemos diferentes ramas, nos consultamos entre nosotros, nos asesoramos y es un vaivén de conocimiento”, expresa.
Cada uno tiene su propio horario para llegar e irse, un espacio de taller y abren el lugar varias veces al año para quienes quieran conocer las propuestas y también vean el proceso creativo de los profesionales. En paralelo, cada uno organiza sus propias exposiciones y trabajos.
Actualmenteson parte del proyecto Isabel Escudero, Daniela Weller, Mod Cárdenas, Jonás de León, Juan Carlos Peña, Roberto Quiñónez y Jorge Cordón, de Editorial Boyante.
En un futuro, Valenz espera que este espacio también se convierta en una oportunidad de becas para nuevos talentos y que vivan la experiencia de ser un artista profesional y aprendan de los demás.
Coronavirus y el arte
Debido a las restricciones por la pandemia se cancelaron distintas invitaciones que Valenz tenía a Estados Unidos, Perú y México. “Este ha sido un golpe complicado porque vivimos del arte y en especial si se cancelan proyectos tan grandes”, expresa.
El artista agrega que “ahora la humanidad va hacia diferentes caminos y el arte también tendrá que cambiar y utilizar elementos como las charlas virtuales y otras dinámicas que permita a las galerías y museos establecer nuevos parámetros porque el mundo que conocíamos unos meses atrás ha dejado de existir”, dice.
“En mi caso, vivo algo confinado en el taller de mi casa —otro espacio fuera de Haciendo arte— y el reto es mantener la mente ocupada, a mí me ha servido esta pandemia para tirar basura y ordenar un poco”, explica.
La llegada a Guatemala del covid-19 canceló el Festival 14, una iniciativa que Valenz preparó junto a diferentes artistas de la plástica guatemalteca, que se llevaría a cabo en marzo.
Este era un proyecto piloto con el cual se pretendía encontrar la mejor manera de organizar eventos de este tipo, para lograr exposición y venta del trabajo de los artistas. La idea era hacerlo de una manera orgánica y sin patrocinadores.
Catorce talentos participarían en un espacio en la zona 14 capitalina, durante 14 días. Al final, participarían 25 artistas.
“Era un evento con un nivel alto de curaduría y diferentes propuestas artísticas, estaban involucradas también escuelas de arte”, explica.
Por ahora, en la página del evento se pueden apreciar algunas de las obras y que siguen a la venta en el sitio festival14.com.
En síntesis
• Licenciado en Comunicación para la educación y diseñador gráfico. Tiene una maestría en creatividad para publicidad, que obtuvo en Argentina, y una especialidad en creatividad, planeación estratégica de desarrollo de producto. Ha sido director de varias agencias de publicidad, producido televisión y cine.
• En el 2016 fue artista del año, nominado en los mejores 10, de la Red Wood Media Group, en Estados Unidos. En Guatemala 2015 también fue seleccionado como artista del año.
• En el 2015 participó en la exposición Colectiva La Crisálida NYFA New York Fundation for the Arts, New York, EE. UU. y en la Colectiva Heath Gallery, Palm Springs, en California.
• Ganador del IV certamen del Joven Pintor en el 2005, seleccionado como becario para estudiar en la Escuela Superior de Bellas Artes París. Ha participado en certámenes nacionales e internacionales en múltiples exposiciones colectivas.
• En octubre del 2019 participó junto a Mod en la XII Bienal Internacional de Arte Contemporáneo de Florencia.
• Su obra fue seleccionada en la Subasta de Arte Latinoamericano Juannio 2005, 2006 y 2009. En la XV Bienal de Arte Paiz, categoría artistas invitados(2006), artista invitado por la embajada de México en Homenaje Frida Kahlo (2007).
• Sus obras están expuestas en espacios públicos, como Esculturas Gigantes en la 6a. avenida del centro histórico de Guatemala, en el bulevar Los Próceres, en el Aeropuerto Internacional La Aurora, en el Miami’s Wynwood Arts District, esculturas e intervenciones en Santo Domingo del Cerro, Antigua Guatemala y colecciones privadas en Centroamérica, Europa, México y Estados Unidos.