Aunque los biocombustibles son mejores a largo plazo si se considera que sustituirían el carbón en las termoeléctricas, el estudio dice que no cumplirán con un estándar fijado en las leyes de 2007 para calificar como combustible renovable.
La investigación es uno de los primeros intentos de cuantificar cuánto carbono se emite a la atmósfera cuando las hojas, las cañas y las mazorcas de maíz se emplean para elaborar biocombustible en lugar de dejar que restituyan el carbono al suelo.
El estudio descubrió que sin importar cuánto residuo de maíz se levante del campo, el proceso contribuye al calentamiento global.
El propio análisis de la Agencia de Protección Ambiental, que asumió que cerca de la mitad de los residuos de maíz serían recogidos de los campos de cultivo, halló que el combustible elaborado con esos sobrantes cumpliría con el estándar fijado por la ley. Dicho estándar requiere que los combustibles celulósicos liberen 60 por ciento menos contaminantes de carbono que la gasolina.