Otro uso que se ha generalizado en España —no así en Hispanoamérica— es el de un galicismo que consiste en utilizar la preposición “a” en lugar de “de”, que es la adecuada, con el modificador indirecto (o complemento) cuando se trata del medio que hace funcionar algo: “olla a presión”; “máquina a vapor”; “cocina a gas”; “plancha a carbón”… La preposición correcta es “de”: “olla de presión”; “máquina de vapor”; “cocina de gas”; “plancha de carbón” (sí, todavía se ven en los almacenes de antigüedades).
Ya se consolidaron y se usan en todas partes en el lenguaje bancario ciertos calcos del francés, v.gr.: “facturas a pagar”, pero aquí en Guatemala he escuchado atrocidades tales como: “cuentas a aperturar”, en lugar de “cuentas por abrir”, pues el verbo espurio “aperturar”, sacado sin duda de “apertura”, se ha colado cual vil sabandija no solo en los bancos, sino en los medios de comunicación. Es inaceptable cualquier otro uso de “a” más infinitivo, por ejemplo: “Dispongo de casas a alquilar”; “muebles a restaurar”; “esculturas a vender”; “temas a discutir” y un sinfín más. Lo apropiado es “Dispongo de casas para alquilar”; “muebles por restaurar”; “esculturas para vender”; “temas que discutir”.
Un error común en Guatemala, que no he encontrado mencionado ni en el Diccionario panhispánico de dudas ni en El buen uso del español, es confundir el uso de las preposiciones “a” y “en” en ciertas oraciones: “A nombre de mis compañeros agradezco su presencia”; “le mandé flores a tu nombre a María”. Lo adecuado es: “En nombre de mis compañeros agradezco su…”; “le mandé flores en tu nombre a María”. Debe usarse “a” en “giré un cheque a tu favor”; “la casa quedó inscrita a su nombre en el Registro de la Propiedad”.
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