“Cuando tenía unos 14 o 15 años fui a una escuela de tauromaquia como tantos jóvenes en Latinoamérica y mi afición por los toros me llevó a hacer pequeñas acuarelas taurinas, sobre todo copias de un pintor mexicano, Ruano Llopis (ex refugiado de guerra español). Luego cambié de temas y empecé a dibujar un paisaje y, ese día, me convertí en un artista”, comentó.
Aunque su introducción como posible torero duró poco —”me faltó coraje”, confesó—, le sirvió para empezar una carrera prolífica de 65 años como artista y en la que los toros han sido uno de sus temas constantes.
“Siempre voy a hacer pinturas de las corridas de toros”, afirma Botero en las primeras páginas del libro. “Es algo que me ha fascinado toda la vida. Primero, porque tiene todos los elementos que debería haber en una pintura, como son el color, las formas, la composición y el espacio. Pero además, es algo que también implica drama, lo que le da una dimensión más allá”.
Personajes voluminosos que encarnan a toreros momentos antes de empezar la corrida, a toros arrastrados de la arena tras ser vencidos, a una mujer española con el abanico y la mantilla tradicionales para ver una corrida, o picadores en sus caballos, son algunos de los protagonistas de las pinturas y dibujos que recoge el libro.
Para Botero, tal como dijo en la presentación en Nueva York, la corrida de toros es “una actividad que tiene mucho color, que se lo pone fácil a un pintor… Es color y poesía”.
Al preguntársele sobre la controversia que suponen las corridas de toros, con ciudades como Barcelona donde están prohibidas, el artista reconoció que el toreo es algo “cruel” pero no perecerá porque es una “tradición desde el siglo XV en España, es parte de una cultura española” y es un “arte” . “Siempre va a haber alguien a quien su vocación lo va a llevar a torear y el público va a estar siempre presente”, afirmó.
Botero, que dijo sentirse “muy afortunado” por poder dedicarse a su pasión, el arte, se definió como “un trabajador incansable” que no tiene aficiones porque la pintura le absorbe completamente y es su “placer” .
El libro cuenta con un texto del presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, en el que el mandatario, al más puro estilo español, dedica un “Olé” al artista por su obra. Además, contiene una entrevista reciente que el ya desaparecido escritor y periodista estadounidense Curtis Bill Pepper le hizo en Italia a Botero sobre su afición a los toros.
El pintor detalla que la primera obra que vendió en su vida fueron las acuarelas sobre toros que empezó a hacer de joven para ganar un dinero, las cuales le vendió a un sastre de la ciudad colombiana de Medellín que también vendía entradas a las corridas.
“Dos pesos, ese fue mi primer ingreso de una de mis pinturas. Tendría 14 o 15 años”, relata en la entrevista. “Corrí con el dinero a casa para enseñárselo a mi hermano pero… íperdí el dinero por el camino!” , explica el artista conocido por retratar formar voluminosas que, dice, son la manera de exaltar la vida.
“Lo que intento es hacer una exaltación de la vida, y lo hago exaltando las formas; el arte es siempre una exageración”, explica en la entrevista Botero que, en el acto en Nueva York, dijo que la raíz de estas formas que usa se inspiran en el Quattrocento italiano, inicio del Renacimiento. “La admiración por ese movimiento artístico es la raíz de mi obra”.