Mo Yan premiado por su “realismo alucinatorio” y que une en su obra el cuento, la historia y lo contemporáneo, ha sido desde su llegada a Estocolmo el que más interés ha suscitado.
La elección de Mo Yan, bien acogida en ese país, levantó críticas de escritores chinos disidentes como Liao Yiwu que le acusan de no merecer el galardón y de ser un intelectual del régimen comunista.
Mo Yan, que no ha firmado la carta que 134 premios nobel dirigieron esta semana al nuevo máximo líder comunista chino, Xi Jinping, para la liberación del escritor Liu Xiaobo, Nobel de la Paz en 2010, dijo a su llegada a Estocolmo que en todas la sociedades hay censura, no solo en la China, y que la diferencia está en su grado y forma.
En la lectura del Nobel de Literatura, el pasado viernes, señaló que la literatura “puede preocuparse por la política pero estar por encima de ella” y que, si no hubiera sido por “los grandes progresos y el desarrollo de la sociedad china durante estos treinta años, por la apertura y la reforma, no existiría” un escritor como él.
Los Nobel no solo premian este año únicamente a hombres, sino que de los nueve laureados cinco son estadounidense.
De Estados Unidos son los ganadores en Química, Robert J. Lefwokitz y Brian K. Kobilka, distinguidos por sus estudios sobre receptores celulares, a través de los que logran sus efectos casi la mitad de los medicamentos.
Sus compatriotas Alvin E. Roth y Lloyd S. Shapley recibirán por sus trabajos sobre el diseño de los mercados y su teoría de las asignaciones estables, el premio de Economía, el único no instituido por Nobel y que fue fundado por el Banco de Suecia en 1969.
Uno de los laureados en Física también es estadounidense, David J. Wineland, que junto al francés Serge Haroche han abierto una “nueva era” en la física cuántica al crear métodos para medir y manipular partículas individuales sin destruirlas, sentando las bases para la crear en el futuro ordenadores cuánticos más veloces y relojes más precisos.
Igual de revolucionario es el trabajo del británico John B. Gordon y el japonés Shinya Yamanaka, distinguidos en Medicina por cambiar la visión de la evolución de los organismos al demostrar que las células adultas pueden ser reprogramadas para desarrollar cualquier tipo de tejido.
El Konserthus (Sala de Conciertos) de Estocolmo acogerá, como cada año desde 1926, la solemne ceremonia presidida por los reyes Carlos Gustavo y Silvia de Suecia, que comenzará a las 16.30 hora local (15.30 GMT)
En ella, los premiados, que serán brevemente presentados, no hablarán -lo podrán hacer en los brindis del banquete posterior- y tendrán que hacer tres reverencias: al monarca, a los académicos y al público.
En un acto amenizado con interludios musicales y al que acudirán más de 1.500 invitados, el rey Carlos Gustavo entregará a los laureados una medalla, un diploma y un certificado monetario.
Los Premios Nobel han visto reducida este año su dotación económica en un veinte por ciento, hasta los 8 millones de coronas suecas, (unos 930.000 euros o 1,5 millones de dólares), por premio categoría, para lograr un rendimiento del capital ajustado a la inflación.
La Sala de Concierto estará adornada con miles de flores que siempre envía el Ayuntamiento de San Remo, la ciudad italiana donde murió Nobel un 10 de diciembre, de ahí que los premios se den en esta fecha.
Tras la ceremonia de entrega, la atención se trasladará al Ayuntamiento de Estocolmo, donde la familia real y los invitados de honor entrarán en procesión al Salón Azul para asistir a una cena de gala.