Comprender cómo funciona hasta el último mecanismo de la vida podría permitir descontaminar el suelo y el agua, producir órganos para transplantes, sintetizar nuevos combustibles, acabar con las enfermedades y soñar con la inmortalidad. Los límites están en la imaginación y en la ética.
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Un artículo publicado esta semana en la revista Science muestra un importante avance en este sentido: científicos del Instituto Weizmann, Rehovot, Israel, han conseguido hacer una reproducción artificial y en miniatura de un grupo de células e imitar su funcionamiento. En concreto, han conseguido introducir dos genes, en las secuencias de ADN, y obtener proteínas.
Esto es muy importante porque las células almacenan la información que mantiene su estructura y les dice cómo funcionar en el ADN, pero necesitan que esta molécula produzca proteínas para hacer todas las cosas que necesitan, como crecer, reconocer el entorno o producir energía. “Los genes son como esos Legos (pequeños ladrillos de juegos infantiles), en los que puedes mezclar y unir varios componentes para producir distintas cosas”, ha explicado Roy Bar-Ziv en la revista Science News. Él es director del laboratorio donde dos de los estudiantes de doctorado han diseñado el prototipo de la célula artificial.
Si efectivamente logran que se comporten como las piezas de un Lego, se podría producir cualquier proteína en este sistema artificial. Esto podría servir para comprender los procesos biológicos básicos y en el futuro ayudaría a sintetizar proteínas específicas para hacer combustibles, medicamentos, productos químicos o enzimas de uso industrial bajo circunstancias controladas o interesantes, explica Bara-Ziv. Con infomación de: www.abc.es