La relación entre la vida cotidiana y la divina se evidenciaba con su modo de vida. Contrario al mundo occidental, la jerarquía entre seres divinos no existía.
“No hay deidades mayores o menores, todas tenían una función en la sociedad”, indica Guillermo Paz Cárcamo, quien ha dedicado parte de su vida a la investigación del mundo indígena.
En la cultura cada una de sus divinidades tenían funciones especiales, por ejemplo, para provocar la lluvia, para que abundaran las cosechas, así como aquellas que regían la muerte y para celebrar la vida.
Diferentes dioses
La cultura maya compartió dioses con muchas más civilizaciones de la época en la región mesoamericana.
“En la actualidad se le designa el nombre de ajaw a la máxima representación de lo divino, pero en la antigüedad no existía esa figura máxima”, indica Paz Cárcamo.
A criterio del investigador, la Iglesia Católica al momento de la invasión jerarquizó la relación de divinidades y dejó a ajaw como representación del dios, algo que se ha mantenido hasta la actualidad.
Los dioses mayas poseían poderes especiales y específicos. “Los Señores de Xibalbá eran quienes en el inframundo tenían las enfermedades de la humanidad, pero también las curaban”, puntualiza Paz Cárcamo.