Los espermatozoides, que tienen un tamaño gigante respecto al animal que los produjo, se encontraron en el asentamiento Riversleigh, en el norte del Estado australiano de Queensland.
Estaban enrollados en los órganos reproductores de unos ostrácodos, unos crustáceos microscópicos de agua dulce o salada.
Riversleigh es un asentamiento prehistórico con una superficie de 100 km cuadrados, inscrito en la lista de Patrimonio Mundial de la Humanidad, en el que se han encontrado numerosos fósiles, como una especie de canguro carnívoro o un ornitorrinco con dientes. Los fósiles datan del Oligoceno (-34 a -23 millones de años) y del Mioceno (-23 a -5 millones de años).
“Estamos acostumbrados a tener sorpresas agradables” en Riversleigh, declaró el científico, que trabaja en el asentamiento desde hace 35 años.
“Pero el descubrimiento de espermatozoides fósiles, con su núcleo celular, era algo completamente inesperado” y “nos preguntamos qué nos queda todavía por descubrir entre estos sedimentos geológicos”, añadió.