Ítaca es la forma poética o metáfora de todo aquel que quiere regresar al ombligo, al nido. “Yo me fui a vivir fuera por muchos años, sigo viviendo fuera. Yo siempre tengo el gusanillo de regresar a Guatemala, de estar presente”, dice el artista mientras explica que se inspira en los poemas homéricos. El eterno retorno de Ulises a Ítaca ahora es el regreso de su trabajo hacia el público guatemalteco.
“Desde el 2005, yo no exponía mi trabajo en el país. Me siento muy emocionado y agradecido con la vida por darme la oportunidad de exponer de nuevo aquí”, puntualizó Godoy.
La vida en su lugar de origen
Godoy es más conocido como Popy, como firma su trabajo. Este sobrenombre surgió porque su padre le llamaba así.
El artista nació el 17 de diciembre de 1950. Actualmente tiene 72 años y una vida productiva en el arte que no se ha detenido.
Desde niño sus padres le estimularon a mantener la percepción de la belleza, la estética, el gusto por la luz, el espacio, color y forma de las cosas. Sus primeras clases de dibujo y escultura fueron en sus primeros años en la Universidad Popular.
Al graduarse de nivel medio decidió entrar a estudiar arquitectura. El gusto por esta carrera también lo ligaba de alguna manera al arte y a la estética que ha marcado su vida. “En esta formación siempre estamos ligados al tema del espacio y no solo en la concepción de habitáculos sino porque aprendemos la decoración del mismo, el paisajismo y todo se integra, tanto el exterior como en el interior de los espacios…ahí me inicié en el grabado de una manera autodidacta, me gustaba mucho el tema del estampamiento, de dejar huella”, recuerda.
En ese tiempo muchos de sus trabajos fueron tallando pedazos de papa, haciendo sellos de agua y otras técnicas, aunque no define que este sea parte de su formación artística sino más bien experiencias ligadas a su cotidianidad y en la búsqueda de resolver situaciones con armonía y equilibrio, expresa.
En 1979 se fue a México a vivir durante varios años. Ahí siguió trabajando el estampado, pero en un sentido de aficionado. Conoció a un maestro en Yucatán llamado Mark Calagan, de origen estadounidense y a partir de ahí si tuvo un punto de inflexión que le llevó a conocer más de cerca distintas corrientes y procesos que le ha llevado a evolucionar en su propuesta.
A su llegada en Canadá en 1984 siguió practicando en forma individual. En 2003 formó parte de un taller de grabado colectivo llamado Atelier Circulaire, al cual pertenece hasta la actualidad.
En este lugar se apoya a los artistas interesados en las artes visuales. Tienen un espacio de trabajo al que llegan el tiempo que requieran es responsabilidad de los artistas dejar limpio el espacio para la siguiente persona que lo utilice, ahí pueden estar 24 horas los 7 de la semana.
Tienen todas las facilidades y maquinaria para serigrafía, litografía, estampa digital, fotografía. Aquí su maestro ha sido el portugués Carlos Calado.
Regresó a Guatemala un tiempo, pero las facilidades que le daban en Canadá para su trabajo le hizo volver y desde el 2005 ha vivido allá en forma permanente.
Esto le llevó a que sus últimos años se dedicara más a litografía como una manera de recuperar viejas prácticas de estampado. La litografía nace en el siglo XIX y se desarrolla como un arte visual que ha sido sustituido por la fotografía y otras maneras de impresión moderna.
La impresión se realiza a partir de una piedra que se prepara con su ácidos y en procesos artesanales que han dado resultado a la muestra del trabajo que se presenta en la Galería Enrique Acuña Orantes.
“Es sobre la piedra, una materia primitiva, en la que se dibuja con un crayón grasoso”, explica Godoy, mientras comparte más del proceso complejo que lleva, la cual requiere de otros materiales, ácidos y químicos que hace quede la pieza se entinte y se traslade a papel. En ocasiones también la litografía puede hacerse con plancha metálica, ahí toma el nombre de fotolitografía.