Conocido como el Rey del Pop, Jackson revolucionó la música en sus años de carrera. Sin embargo, también fue perseguido por diversas acusaciones de pedofilia que fueron confirmadas en el documental de HBO, Leaving Neverland.
Ahora, nuevos detalles de la autopsia que le realizaron confirman que Jackson vivía escondido en un cuerpo devastado por su adicción a los analgésicos, una batalla contra la anorexia y su padecimiento de vitiligio que lo obligó a realizarse extraños tatuajes.
El informe de la autopsia detalla que, al momento de su muerte, el artista de 50 años tenía nada más que pastillas parcialmente disueltas en el estómago.
La adicción a los analgésicos hizo que las caderas, muslos y hombros del artista estuvieran cubiertos de marcas de pinchazos.
Los labios de Jackson habían sido tatuados de color rosa para fingir un color natural y sus cejas también eran tatuajes negros. El artista tenía una peluca pegada a la cabeza y en la parte frontal de su cuero cabelludo tenía una tatuaje negro para disimular su calvicie.
Su cuerpo también estaba manchado de áreas blancas y oscuras, lo que confirma que sí padecía de vitiligio, la enfermedad de pigmentación de la piel.
Las rodillas y espinillas del cantante estaban magulladas y presentaba varios cortes en la espalda, lo que sugiere una caída previo a su muerte.
Además de estar completamente calvo, el cuerpo de Jackson estaba desfigurado por las inyecciones en su cuerpo y las cirugías estéticas que se realizó durante años.
“Era de piel y hueso, se le había caído el pelo y no había estado comiendo más que pastillas cuando murió”, dijo una fuente al diario inglés The Sun.
Se cree que Jackson empezó a usar peluca después de un accidente en un rodaje para un comercial de Pepsi en 1984. Durante la grabación hubo un incendio que le quemó el pelo y le provocó quemaduras de segundo y tercer grado en el cuero cabelludo.
Años después, uno de los hermanos de Jackson habría revelado que a partir de ese accidente, el cantante se volvió adicto a los analgésicos para contrarrestar el dolor provocado por las quemaduras.