También recordó su centenario la Asociación de Músicos de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba con la proyección de un documental y una exposición de fotos. Borja fue la musa inspiradora de “Damisela encantadora” , un clásico del maestro Lecuona escrito especialmente para la amplia tesitura de su hermosa voz de soprano. Nacida en La Habana, Borja había comentado a periodistas locales que desde pequeña tuvo vocación musical. “Mi madre intuyó que yo quería ser artista, y me hizo estudiar una carrera (magisterio). Le había dicho que terminaba, le entregaba el título y ya podía dedicarme a lo que era mi vocación” , narró alguna vez.
Pero cuando era una joven adolescente un vecino la escuchó cantar en su casa y tocó su puerta ofreciéndole hacer una presentación en la radio. Posteriormente se vinculó a la familia Lecuona —una estirpe de compositores y músicos que distinguió a la sonoridad cubana—, a la que estaría asociada para siempre.
En 1943 debutó en Nueva York y se consagró en el Carnegie Hall. Interpretó canciones, operetas y zarzuelas en México, Argentina, Chile, Perú y Brasil, donde creció su popularidad. En Argentina hizo cine y fue fundadora de la televisión cubana.
En 1984 se despidió oficialmente de los escenarios, pero siguió dictando clases y conferencias sobre música cubana.