Escenario
Francisco Alejandro Méndez: Entre ladridos, letras y raquetas
Apasionado de la novela policiaca y de su comisario Wenceslao Pérez, Francisco Méndez también guarda un espacio en su corazón para el tenis de mesa, los perros y el rock.
Francisco Alejandro Méndez, escritor, catedrático y periodista guatemalteco, habla de sus amores más grandes en la vida, sus experiencias y su percepción del periodismo y la literatura con el auge tecnológico. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)
Fue en su hogar en un barrio de la zona 1, en las cercanías del cerrito del Carmen donde Francisco Méndez exploró la literatura desde pequeño en compañía de sus perros de ese momento, un Pastor Alemán y un Dachshund, quienes afirma eran los mejores lugares para recostarse y leer.
De entre los libros que tenía estaban los de su abuelo, del mismo nombre, quien era también periodista, escritor y fue jefe del medio llamado El Imparcial.
Con el paso del tiempo, surgió su gusto por el tenis de mesa, que inició a sus 15 años al inscribirse a la Federación Nacional de Tenis de Mesa y cuando tenía 17 al convertirse en campeón centroamericano. Una práctica que él y otras personas lo catalogan como “el deportes de caballeros”, al anteponer el juego limpio antes que la victoria.
Ahora, el escritor, periodista, catedrático y ganador de múltiples reconocimientos entre los cuales está el Premio Nacional de Literatura en 2017, observa el panorama literario y periodístico y los cambios que ha tenido con el avance tecnológico, mientras cuenta aquellas experiencias que lo marcaron y lo que lo llevó a decantarse por el oscuro mundo de la novela policiaca en compañía de su comisario, Wenceslao Pérez Chanán.
¿A qué se debe tu amor hacia los perros?
Cuando tenía 12 años mi abuela me regaló un perrito al cual le pusimos "Cafecito de Dios" y el día de mi cumpleaños lo metí en exposición con la esperanza de que ganara. Al final me di cuenta que lo metí en una categoría que no era.
Siempre me quedó esa espinita. Ya más adulto, compré mi primer Weimaraner, que lo llamé Rilke en honor al poeta alemán y fue un gran perro, entonces me gustaba llevarlo a las exposiciones y que compitieran.
Con el paso del tiempo decidí con una compañera ir a traer perros fuera de Guatemala, entonces fuimos a caer perros a Colombia los perros que primero tuvimos fueron los Pointer Inglés, traídos de un famoso criadero que se llama Monilus, después fui a Argentina a traer un Weimaraner y otro Pointer de México.
Nos hicimos con una cantidad de perros que estaría entre los 35 y 40.
Ha sido una experiencia maravillosa porque no sólo son perros de exposición , sino que son mascotas que uno ama y que comparte tiempo con ellos.
¿Y el tenis de mesa?
Yo he sido muy testarudo y pasional cuando me entrego a determinada actividad y precisamente en el tenis de mesa desde que tuve 15 años me inscribí en la Federación a los 17 fui campeón centroamericano estuve en la selección y me dio la oportunidad de viajar por muchos países a competir por el nombre de Guatemala.
Es un deporte que yo amo hasta la fecha, es el deporte de mi vida. No es muy popular lamentablemente en Guatemala pero es de los deportes más completos que hay. de hecho, yo complementaba el tenis de mesa con triatlón.
Es un es uno de los deportes más rápidos del mundo, le puedes pegar dos veces a una pelota en un segundo. Nosotros le decíamos antes "el deporte de caballeros" porque si yo hago un punto, pero el árbitro no me lo marca a mí sino al oponente, él dice “ese punto le corresponde a él”, algo que en deportes como el fútbol es muy difícil de ver.
¿Qué te llevó a incursionar en la literatura?
El contexto definitivamente fue mi casa en la zona 1, allá por el cerrito del Carmen, porque estaban los libros que mi abuelo había dejado. Mi abuelo fue periodista, escritor y jefe del medio El Imparcial.
Yo comencé siendo lector, pero lo que me motivó a escribir fue el deporte, porque a veces me lesionaba y tenía que estar algunos días en reposo, entonces agarraba la máquina a escribir y me ponía a escribir historias de deportistas.
Yo crecí bajo la idea que siempre quería que Guatemala ganara una medalla olímpica, hasta que va Barrondo finalmente la ganó y he crecido todavía esperando que algún día fuéramos a un Mundial. entonces definitivamente eso fue lo que me desencadenó escribir bastante.
¿Por qué te decantaste por el cuento y la novela?
El cuento, según Cortázar es un golpe, como los que daba Mike Tyson a sus contrincantes, es un golpe fulminante. En cambio la novela te da la posibilidad de meterte a la historia, en la vida de un personaje. Conoces hasta sus abuelos y hasta de qué se va a morir el protagonista. Los personajes tienen una larga vida y te da para que las historias también tengan una cronología mayor.
A mí me encantan los dos géneros porque en el caso de los cuentos, hay mucho cinismo, no puedes detallar tanto un personaje, pero la acción es rápida.
En cambio las novelas vas entreteniendo al público con acciones con cuestiones que van saliendo fuera del guion y eso de alguna otra manera hace que uno se sienta contento.
¿Tienes algún "proceso creativo" cuando escribes?
Creo que algo fundamental es la disciplina, sobre todo en la escritura. Por otro lado, si planifico mis historias, utilizo mucho los mapas, en mis novelas utilizo muchos puntos de referencias como calles, ciudades, avenidas.
Tomo muchas fotografías, ya que al momento de escribir, te ayudan a entender ciertos elementos geográficos. Y luego está la perfilación de los personajes.
Aunque es importante la imaginación, también lo es conocer e investigar aquello que se quiere plasmar.
Cuéntame sobre tus gustos musicales
Como decía Nietzche “La vida sin música es un error”. Yo crecí en una familia de papás rockeros, entonces desde pequeño escuchaba cosas como Led Zeppelin y Jimmi Hendrix.
El rock ha sido parte de mí, no solo como una forma de ser, sino como una forma de vivir.
Pero también, en la casa de mi abuelo, habían más de 200 discos de música clásica y también crecí escuchándolos.
Además soy ferviente seguidor de José José, quizá es uno de los filósofos más importantes para mí.
¿Cómo nace el comisario Wenceslao Pérez?
El comisario surgió cuando yo estaba haciendo mi doctorado en Costa Rica. Me puse a leer todas las novelas negras que me cayeron en mis manos de autores suecos, italianos y españoles.
Además, me puse a estudiar la literatura de guatemalteca cronológicamente y empecé a ver cuáles héroes hemos tenido los guatemaltecos en nuestras obras.
Me di cuenta que nunca hemos tenido un policía, porque los policías en Guatemala han sido generalmente represivos. Entonces la policía no ha representado, digamos durante mucho tiempo ser una amiga de la población.
Al leer la literatura de los grandes detectives, quise hacer un detective guatemalteco un chapín, que esté en el que está en el Palacio de la Policía, que sea honesto, que tenga un equipo de trabajo y que resuelva casos.
¿Guatemala influencia en tus obras?
Todos los días en Guatemala se podría escribir una novela policiaca, de toda la violencia que ocurre, pero no de esa violencia política, sino de la que ocurre diariamente, la violencia por violencia. Cuando me tocaba cubrir nota roja era muy duro porque incluso le daba el pésame a las personas que habían perdido a su ser querido.
Por ejemplo, a mí me tocó estar en el último fusilamiento en Guatemala, y no es lo mismo verlo en la tele o tirarlo en un tuit que estar en ese lugar y ver las emociones, ver todo el alrededor y definitivamente eso es algo que con los años a uno le va calando.
Hay un escritor islandés que se llama Arnaldur Indriðason, Y dice que antes de ir a un país es bueno leer sus novelas policíacas y es precisamente porque la novela policíaca toca muchos aspectos de la sociedad.
¿Volvería al periodismo teniendo en cuenta sus cambios?
Si volvería a hacer periodismo, está en mi ADN, pero sí he visto los cambios que ha tenido con la tecnología, algunos de estos han sido buenos. Yo entiendo que ahora el periodismo se ha dirigido mucho a la tecnología y no creo que sea peor o mejor simplemente es diferente.
Un medio ya no tiene que mandar, por ejemplo, a alguien a la guerra de Ucrania porque ahora hay gente que está ahí transmitiendo en vivo y subiéndolo a sus redes, lo entiendo.
Por ejemplo, si hay un asalto en redes ya verás videos de ese momento. Entonces cuando llega el periodista ya todo está, dicho de alguna manera “resuelto”, porque ya todos saben lo que ocurrió gracias a las redes.
Si ha afectado la tecnología en términos de inmediatez, lo habría que hacer es aprovechar las herramientas para profundizar en el tema, tal vez ya no repetir la información sino indagar en el hecho, situación o contexto en que se dio el suceso.
Me parece que el periodismo siempre es una buena forma de hacer algo por la sociedad .El periodista destapa muchas cosas que están ocultas, que la gente no puede ver, así que sí seguiría siéndolo. Porque al final, uno nunca deja de ser periodista.
¿Cómo la tecnología ha cambiado el panorama literario?
Hoy en día hay miles y miles de contenidos para escoger, sólo en Estados Unidos creo que se publica un millón y medio de libros al año, de los cuales 200 mil son de literatura.
Yo creo que la tecnología ha ayudado muchísimo, porque te amplía y te da visibilidad en el caso de que seas escritor.
. Sin embargo, también se publica demasiado, y al haber demasiadas opciones, no se sabe cómo iniciar o qué autores darle más prioridad.
¿Cómo guiar a alguien que quiera incursionar más en la literatura?
Para mí es importante leer los clásicos, y cuando hablo de los clásicos, me refiero a nuestros primeros escritores guatemaltecos. Los grandes cronistas como Fray Bartolomé de las Casas, como Sor Juana de Maldonado, y luego a otros escritores como José Milla, Antonio Irisarri, Vicenta LaParra y sin lugar a dudas a Enrique Gómez Carrillo.
Nosotros nos hemos dejado ir por el canon mundial, y aunque no es malo leer a otros autores de otros países, siento que hay que comenzar por lo nuestro, ya que tenemos suficientes autores. porque si esto fuera futbol seríamos pentacampeones del mundo. En todas las épocas tenemos autores de primer nivel, entonces qué mejor manera que dialogar con ellos por medio de sus obras.
¿A qué autores agradeces haber leído?
Autores como Edgar Allan Poe y Julio Verne son importantísimos por que los leí cuando estaba muy joven.
Otros son los que conforman el Boom Literario como Julio Cortázar, Mario Benedetti, Juan Carlos Onetti, Gabriel García Márquez y compañía. Además de autores guatemaltecos como Miguel Ángel Asturias, Luis Cardoza o Virgilio Rodríguez Macal.
Y de un tiempo para acá los autores de la novela negra, que es lo que ha sido el 90% de mis lecturas actualmente. Hay un autor sueco llamado Henning Mankell que me parece fascinante, otro llamado George Simenon que escribió más de 200 novelas sobre su mismo personaje, que también es detective.
Por mencionarte a alguien más, está el brasileño Rubem Fonseca, tiene unas novelas y cuentos espectaculares.
Al ver tu vida en retrospectiva ¿Cuáles son las lecciones que has aprendido?
Quizás una de ellas es que uno tiene que ser testarudo. y creer en lo que uno hace, porque uno se encuentra siempre con gente que le dice "no te dediques a tal cosa, mejor haz otra cosa". Si uno cree en algo y cree que lo va a hacer, hay que hacerlo, independientemente de si uno gana o no reconocimiento.
Creo yo que el escribir es un acto de comprender nuestro país, de comprender nuestra sociedad. Cuando escribo ofrezco un pedazo de una realidad que pudo haber sido posible en una historia y que de alguna otra manera es una forma de reflexionar de temas como la justicia, la violencia, la violencia de género y tantos otros temas que se viven diariamente.
En mi época periodística aprendí mucho lo que significa la humildad, el hecho de que tener un premio o de que traduzcan tus obras, no te hace ser más o mejor que otro escritor, simplemente hay que seguir aprendiendo y tener mucha ambición.
Nunca hay que llegar creerse el mejor o que ya se aprendió todo, porque cuando uno cree que ha llegado a la cima, se da cuenta que todavía le falta mucho camino por recorrer.