“El tratamiento ha permitido a niños muy alérgicos consumir cantidades de cacahuetes muy superiores a las encontradas en los alimentos contaminados accidentalmente, algo tranquilizador para los padres que temen reacciones alérgicas mortales de sus hijos”, resumió el coordinador del estudio, Andrew Clark, de la universidad de Cambridge.
Un total de 99 niños y adolescentes alérgicos, de entre 7 y 16 años, participaron en este estudio. Uno cada cinco sufrió “efectos no deseados”, que en la mayoría de los casos se tradujeron en picores moderados en la boca.
La alergia a los cacahuetes afecta a un niño cada cincuenta y constituye la principal causa de muerte consecuencia de una alergía alimenticia.