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Guatemala gana oro por su cacao en el extranjero y la historia de la finca centenaria que lo produce

Una finca de Guatemala fue reconocida por la calidad de su cacao y está entre los mejores del mundo.

La finca La Cruz de Suchitepéquez gana premio entre los mejores cacaos del mundo.   (Foto Prensa Libre:  Juan Diego González)

La finca La Cruz de Suchitepéquez gana premio entre los mejores cacaos del mundo. (Foto Prensa Libre: Juan Diego González)

La Finca La Cruz está ubicada en el km 169 en Cuyotenango, Suchitepéquez. Casi tres horas de camino son necesarias para llegar desde la capital a este santuario del cacao.

Allí se produce cacao fino para exportación, el cual ganó en diciembre pasado la medalla de oro en la final mundial del concurso internacional Cocoa of Excellence Awards (Cacao de Excelencia), organizado por Bioversity International y CIAT. Esto coloca a Guatemala en un sitial privilegiado entre los mejores de la región centroamericana y del Caribe. La premiación que tuvo lugar en Roma, Italia, se transmitió de forma virtual.

El proceso comenzó en el 2020 y cada país organizó con diferentes entidades las muestras que se llevarían al concurso. En Guatemala participó el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación (Maga) y la Asociación Guatemalteca de Exportadores (Agexport), entre otros. De 27 muestras provenientes de las regiones productoras de cacao en el país, cinco fueron las elegidas, que era la cuota para Guatemala.

De estas solo la muestra de la Finca La Cruz estuvo entre las 50 mejores a nivel mundial, donde participaron 250 muestras de los países productores: África, Oceania, Asia, Sudamérica, Centroamérica y el Caribe. Luego esas muestras fueron procesadas para crear chocolates y salieron 20 destacadas con oro donde Guatemala sobresalió, dijo María Elena Valenzuela de Schellenberg, quien representa a la finca. “Este reconocimiento es un trabajo de los últimos años, así como el esfuerzo y pasión en cada cosecha”, expresó.

“Siempre hemos estado sumamente comprometidos con el cacao y con producir calidad. El premio nos compromete más, porque de aquí en adelante no puede dejar de ser lo que es y reconocemos que el personal y los colaboradores en la finca saben que son parte vital de este proceso. Con este premio volvemos a poner a esta finca como ganadora de premios, al igual que lo hicieron nuestros antepasados, que transformaron este lugar en un sitio emblemático por su producción de calidad y excelencia”, puntualizó.

Guatemala ha participado en las ediciones 2015, 2017 y 2019 de esta competencia internacional.
Las exportaciones de cacao especial de Guatemala representaron para la temporada 2020 un estimado de 196 toneladas métricas, por un valor FOB (mercancias puestas en embarque) de US$851 mil 500 para el país (cerca de Q6 millones).

El cacao es la materia prima que se utiliza para fabricar chocolates finos en el mundo y este concurso permite que se dé a conocer, en especial, el trabajo de los pequeños productores.
Pero, ¿qué hace que este cacao sea tan especial?

El cacao es el ingrediente principal del chocolate. La familia Valenzuela tiene décadas de producirlo y es reconocido entre los mejores. (Foto Prensa Libre: Juan Diego González)

A nivel histórico, el Museo Popol Vuh explica que entre los mayas y aztecas el chocolate era una bebida prestigiosa, de élite, reservada a la realeza, la nobleza, los mercaderes de larga distancia y los guerreros de alto rango. Hacia el año 450 d. C. se empezaron a colocar vasos magníficos con bebidas de chocolate, en las tumbas de los reyes mayas.

Estos vasos presentan textos jeroglíficos en los cuales se describe el sabor particular del chocolate. De hecho, casi todos los vasos cilíndricos pintados o elaborados para los entierros mayas clásicos eran recipientes para esta bebida. Además de su función como ofrenda funeraria, los documentos etnohistóricos y la etnología dan cuenta que entre los mayas prehispánicos y ya en tiempos de la Colonia se servía chocolate durante la negociación y celebración de matrimonios.

Historia de la finca

Desde el ingreso a las instalaciones se percibe la sensación de retroceder una centuria, con su campanario que antes daba las horas de entrada, comida y descanso de los trabajadores, ubicado en lo alto de una construcción de madera que ha mantenido su esencia.

La oficina de antaño donde se pagaba a los trabajadores y el área de la despensa donde se les vendía productos básicos ya no existe, pero sí el espacio donde se dieron estos movimientos.
El clima de la región se mantiene entre 20 y 30 grados centígrados y es el ideal para que florezca el cacao.

Esta finca agroforestal ha pertenecido a la familia Valenzuela desde finales del siglo XIX.
En la finca se cultivan alrededor de 25 hectáreas de cacao. Algunos árboles tienen 60 o más años de antigüedad y todavía dan frutos.

(Foto Prensa Libre: Juan Diego González)

La finca es una mezcla de bosques originales con una colección de diversos árboles frutales, además del cacao. Un espacio natural con abundante fauna y flora de la región.

Entre sus bosques productivos se encuentran árboles de cacao viejos y jóvenes, algunos con orquideas creciendo de sus ramas que, según los expertos, ayudan a magnificar las notas florales de las semillas de esta finca.

María Elena Valenzuela de Schellenberg comenta que en estos años se ha buscado rescatar la finca y trascender para dejar una huella en el mundo del cacao en la Costa Sur. “Lo heredamos de los mayas y existe un gran movimiento de restauración y de dar auge al cultivo”, el cual necesita dedicación. Reconoce que la agricultura tiene un gran reto porque se depende de la naturaleza y el clima juega un papel determinante. Las inundaciones, por ejemplo, pueden dañar el desarrollo del fruto, así como la falta de lluvia.

Por varias décadas, el cacao de la Finca La Cruz ha sido reconocido por su calidad. Este diploma de 1943 plasma una de las participaciones en una exhibición del fruto, una de las tantas y en diferentes épocas en las cuales la finca destacó.  (Foto Prensa Libre: Juan Diego González)

Siempre ganadora

Valenzuela de Schellenberg comparte que de niña visitaba la finca, a donde iba con su familia a pasar las vacaciones con su abuela y su tía.

“Esta finca nos dio muchas alegrías de niños que ya no se viven ahora, como tomar leche al pie de la vaca. Además tenía su propia hidroeléctrica que daba luz al pueblo y se encendía por las tardes.

Siempre fue emblemática en Cuyotenango y hay una calle lleva el nombre La Cruz, porque era el camino que se tomaba y daba trabajo a mucha gente”, recuerda. Antes la extensión era mayor y contaba con un centenar de trabajadores.

La finca se dedicó por años a la siembra y cosecha de café y también se elaboraba panela, por mencionar otras actividades.

En 1983 exportaban 10 toneladas de cacao por mes, pero el precio del fruto bajó y fue necesario detenerse por un tiempo en ese negocio.

A partir del 2006 Valenzuela y su esposo, Peter Schellenberg, se hicieron cargo de la finca con parte de su familia, luego del fallecimiento de Graciela Valenzuela, su tía. Dos años más tarde dedicaron el espacio solo para la siembra de cacao.

(Foto Prensa Libre: Juan Diego González)

En la actualidad la finca vende en el ámbito local cacao fino de aroma y gurmé, y supervisa el cuidado durante todo su proceso para que no se contamine y mantenga la calidad. El producto es adquirido por conocedores.

Schellenberg comenta que el producto de la finca ha recibido premios desde 1930. Esta es la fecha que aparece en el primer diploma sobre la excelencia del cacao, además de diferentes distinciones otorgadas desde entonces.

Uno de los últimos recibidos antes del premio mundial fue en el 2017 a nivel centroamericano, un reconocimiento de oro por un chocolate producido con granos de la finca y elaborado por una renombrada chocolatería del sur de México.

Añade que existen diferentes variedades de cacao para este tipo de requerimientos, y en la finca cuentan con el criollo, otro llamado forastero y uno conocido como trinitario, que es la mezcla de los anteriores, cada uno con sus propias características, aroma y sabor.

Por ejemplo, el criollo es de los más apetecidos. Especialistas refieren que es un cacao de aromas y sabores muy cotizados y por ello uno de los más apreciados por los chocolateros.

En el laboratorio Salvador Valenzuela, en la finca, se efectúa un control de calidad para el proceso de poscosecha y se preparan muestras de catación. (Foto Prensa Libre: Juan Diego González)

Schellenberg refiere que en la actualidad el mercado internacional ha evolucionado hacia la búsqueda de cacao de origen y hay interés por la historia, las prácticas de siembra y el cacao diferenciado con características propias de aroma y sabor. Por ello, el cacao de Finca La Cruz está entre los más destacados y se espera que con el premio mundial sea más reconocido en estos espacios.

El reto de la cultura del chocolate

En Guatemala el consumo del chocolate no es tan popular como en otros países. Por lo regular se consume en Navidad, Semana Santa y algunas celebraciones familiares, a diferencia de otros países donde se toma a diario, dice la familia Schellenberg Valenzuela. Para ellos, ahora es importante que además de ser productores de cacao se elaboren chocolates finos como en Europa y ese es el siguiente paso.

”La misión más grande es despertar esta cultura en nuestro país, que los guatemaltecos reconozcan, coman y beban un buen chocolate, como hemos aprendido a degustar un buen café”, manifiesta Valenzuela.

También es primordial que la población reconozca que el cacao es un superalimento por sus propiedades y características nutricionales y las aproveche en su consumo cotidiano.

La recomendación es que el producto incluya por lo menos un 60 por ciento de cacao.

(Foto Prensa Libre: Juan Diego González)

El chocolate contiene antioxidantes, que contrarresta el natural deterioro de las células. Asimismo, contiene vitaminas (B1, B2, B3, B5, B9 y E) y minerales (magnesio y manganeso), aporta fibra y mejora la salud de la piel.

A ello se suma que activa tres neurotransmisores relacionados con el estado de ánimo y el bienestar mental: serotonina, dopamina y feniletilamina.

Los propietarios de Finca La Cruz recomiendan a los nuevos productores velar por la calidad de la semilla y asesorarse para conocer los pormenores de este cultivo. “Estamos abiertos a compartir sobre esta experiencia”, concluyen.

Un proceso delicado

Para que un cacao sea considerado fino todo el proceso debe ser revisado con esmero.

En Finca La Cruz cuidan cada detalle, desde el corte. Cosechan los frutos en su punto ideal de maduración y se deja fuera los que están dañados. Luego se quiebran y se extraen las pepitas, y se colocan en cajones de madera, donde sigue un proceso de fermentación durante seis días. Por último, se saca al sol para el proceso de secado.

(Foto Prensa Libre: Juan Diego González)

El tiempo depende de la época del año, pero se busca que tenga un grado de humedad de 6.5 a 7.5.

 

ESCRITO POR:

Ingrid Reyes

Periodista de Prensa Libre especializada en periodismo de bienestar y cultura, con 18 años de experiencia. Premio Periodista Cultural 2023 por el Seminario de Cultura Mexicana y premio ESET región centroamericana al Periodismo en Seguridad Informática 2021.