Escenario

Haruki Murakami, eterno candidato al Nobel, cumple 75 años

El “autor de culto y de masas”, muy querido y respetado, es descrito como un "escritor inquietante", en cuyas historias pueden encontrarse referencias de todo tipo.

El escritor japonés Haruki Murakami en entrevista con la Agencia EFE dos días antes de recibir el Premio Princesa de Asturias de las Letras 2023

Haruki Murakami en una entrevista a EFE dos días antes de recibir en Oviedo el Premio Princesa de Asturias de las Letras 2023. (Foto Prensa Libre: EFE/ Paco Paredes)

El nombre del escritor japonés Haruki Murakami figura cada año -y desde hace muchos- entre los candidatos al Premio Nobel de Literatura. Y pese a que no haya sido todavía elegido por la Academia Sueca, el jurado del Premio Princesa de Asturias sí le ha reconocido su trayectoria y le concedió el año pasado el Princesa de Asturias de las Letras 2023.

Si preguntamos al público que nos diga un título de Murakami, la mayoría nos dirá Tokio Blues, novela con la que a finales de los ochenta, un joven y desconocido escritor japonés Harini Murakami obtuvo su primer y sonoro éxito en el mercado internacional.

Desde entonces, el escritor japonés más famoso del planeta  -y eterno candidato al Nobel- que abarca diferentes géneros: novela, ensayo, o relato corto, ha llegado a varias generaciones de lectores de muy distintas procedencias, pasando en apenas dos décadas de ser autor de culto a autor de ‘best seller’, superventas de calidad, si, pero best seller al fin y al cabo.

Como lo definió el jurado del premio Princesa de Asturias, Murakami destaca por “la singularidad de su literatura, su alcance universal, su capacidad para conciliar la tradición japonesa y el legado de la cultura occidental con una narrativa ambiciosa e innovadora, que ha sabido expresar algunos de los grandes temas y conflictos de nuestro tiempo: la soledad, la incertidumbre existencial, la deshumanización en las grandes ciudades, el terrorismo, pero también el cuidado del cuerpo o la propia reflexión sobre el quehacer creativo”.

El jurado lo destacó como un “autor de culto y de masas”, alternancia que resulta bastante inusual. Un escritor inquietante. En sus historias pueden encontrarse referencias de todo tipo, a la tradición occidental como Dostoievski, Fitzgerald o Orwell a manifestaciones de la cultura popular, como la música, el cine o las series de televisión, que le acercan al gran público.

El tono intimista, en ocasiones surrealista y con rasgos de inverosimilitud y humor, no evita, que se enfrente “a los más graves problemas sociales y a la lucha por la defensa de los valores humanos esenciales, insistiendo en el ansia de amor y en el sentimiento de soledad de sus personajes, que sobreviven entre lo real y lo onírico, entre la certeza y la incertidumbre constantes”.

Hijo de dos profesores de literatura, nació en Tokio el 12 de enero de 1949. En 1975 se graduó en Literatura, Música e Interpretación. Apasionado de la literatura norteamericana y de la música anglosajona, regentó en su juventud un local de jazz  al tiempo que traducía al japonés a Truman Capote, Scott Fitzgerald, J.D. Salinger o John Irving.

Su trayectoria literaria comienza en 1979, cuando publica su primera novela, ‘Escucha la canción del viento’, por la que obtuvo el Gunzou Literature Prize para escritores japoneses noveles y dio origen a la conocida como Trilogía de la rata, que seguiría con ‘Pinball,1973’ (1980) dándose a conocer con ‘La caza del carnero salvaje’ (1982), por la que fue galardonado con el Premio Noma para nuevos escritores, a la que siguió tres años después, ‘El fin del mundo y el fin de las maravillas’.

Pero el éxito le llegó de la noche a la mañana en 1987, con de ‘Norwegian Wood’ -versión original de la ya mencionada Tokio Blues-, obra que sale precisamente a partir del título de una canción de Los Beatles, una novela que le dio repercusión internacional, se tradujo a más de 40 idiomas y hasta tuvo una adaptación cinematográfica.

Le siguieron ‘Dance, Dance, Dance’ (1988), ‘Al sur de la frontera, al oeste del sol’ (1992), ‘Crónica del pájaro que da cuerda al mundo’ (1994), ‘Underground’ (1997); ‘Sputnik, mi amor’ (1999), ‘Kafka en la orilla’ (2002), o ‘After dark’ (2004)  títulos que no hicieron más que consagrarle -y encasillarle- como el mejor escritor de best sellers.

Murakami es también conocido por su afición al maratón, deporte que practica con asiduidad, experiencias que dieron para el conocido ensayo: ‘De qué hablo cuando hablo de correr’ (2007) donde una vez más nos demuestra cómo con una prosa sencilla, sintética y cinematográfica se puede contar la vida cotidiana, elevándolo a ese imperturbable duelo de contrarios entre ficción y realidad con lo que lleva cautivando más de cuatro décadas a millones de lectores.

Autor querido y muy premiado ha obtenido el Premio Yomiuri (Japón, 1996), el Premio Mundial de Fantasía (EEUU, 2006), el Asahi Prize (Japón, 2006), el Franz Kafka (República Checa, 2006), el Premio Jerusalén (Israel, 2009), o el Hans Christian Andersen de Literatura (Dinamarca, 2016)…

Destaca entre sus títulos más leídos la trilogía 1Q84 (2009-2010), tres tomos publicados en homenajea a ‘1984’ de Orwell, uno de los autores a los que más admira Murakami. Con ‘Los años de peregrinación del chico sin color’ (2013) vendió más de un millón de copias en Japón. Al año siguiente apareció ‘Los hombres sin mujeres’ seis relatos de historias sencillas en torno a hombres que acaban de perder a las mujeres que amaban a la que siguieron ‘El elefante desaparece’ (2016), ‘La muerte del comendador’ (2017) o ‘Primera persona del singular’ en 2020.

Solitario, reservado y extremadamente tímido

43º edición de los Premios Princesa de Asturias
Haruki Murakami, Premio Letras, a su llegada a los Premios Princesa de Asturias, en Oviedo en octubre de 2023. (Foto Prensa Libre: EFE/ Paco Paredes)

Haruki Murakami encarna el prototipo de escritor solitario y reservado; se considera extremadamente tímido y siempre ha subrayado que le incomoda hablar de sí mismo, de su vida privada. Sin embargo, en el ensayo ‘De qué hablo cuando hablo de escribir’ (2018) reflexiona sobre la literatura, sobre la imaginación, sobre los premios literarios y se confiesa como escritor. Reconoce que le bloqueaba la responsabilidad de escribir en un idioma, el suyo, que conocía perfectamente y por tanto le exigía un nivel culto, elevado, reto ante el cual se le ocurrió hacerlo en inglés, lengua que al no dominar, le llevó a escribir con frases muy simples y palabras básicas.

El resultado de aquel experimento le agradó y se tradujo al japonés, poniendo así  “la primera piedra del millón de páginas de sintaxis escolar que le conocemos”, -apunta el periodista Alberto Olmos con la agudeza inteligente que le caracteriza-, es más, remata: “su simpleza es enternecedora por lo que es normal que sus novelas se lean a toda velocidad: lo que se escribe a toda prisa se lee también a toda prisa”.

De ahí que los intelectuales de su país no le tuvieran mucho aprecio, porque si ya renunciar al estilo, en una persona bien formada en letras, le granjeó adversarios, su éxito mundial como autor de ‘best sellers’ le condenó al desprecio. Es uno de los pocos autores que dieron el salto inverso de escritor de prestigio a autor de super ventas en todo el mundo.

Y todavía a estas alturas, a sus 75 años, y a punto de publicar su siguiente novela, ‘La ciudad y sus muros inciertos’, Murakami, sigue siendo incapaz de salirse de su norma, de lo que se espera de él. Humilde como pocos, incapaz de darse la menor importancia a pesar de la máquina que es de hacer dinero, como si de un funcionario de la escritura se tratara, este hombre tranquilo, impasible, inalterablemente cotidiano, suelta perlas como ésta: “Escribo mis diez páginas a diario como cualquier persona que ficha a la entrada y a la salida del trabajo.”

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