Escenario

“Cien Tierras”: la guatemalteca Hellen Ascoli plasma en textiles el dolor y la cotidianidad

La exposición interactiva de Hellen Ascoli, curada por Amara Antilla, llega a Antigua Guatemala. Sonidos, textiles mayas e imágenes que guardan sus propias experiencias.

El respeto hacia los tejidos mayas es importante en el desarrollo del trabajo de Ascoli. (Foto Prensa Libre: Cortesía de Tony Walsh)

El respeto hacia los tejidos mayas es importante en el desarrollo del trabajo de Ascoli. (Foto Prensa Libre: Cortesía de Tony Walsh)

El tejido de cintura es una labor ancestral, íntima con quien desea aproximarse a ella. Esto lo sabe muy bien Hellen Ascoli, quien aprendió a tejer desde pequeña en el colegio. Este fue el punto de partida para conectar su cuerpo con todo tipo de telas y contar las reflexiones que atraviesan su día a día.

Después del colegio, fue alejándose poco a poco del tejido. En la universidad se decantó más por la escultura.

“No volví a tejer durante mucho tiempo, pero ese conocimiento quedó en mí. Al terminar mi maestría, el telar me volvió a llamar”, relata.

Además, Ascoli ha tenido mucha relación con la pedagogía. Entre 2014 y 2017, trabajó como directora de educación en el Museo Ixchel. Durante ese tiempo pudo trabajar con una gran tejedora, cuyo nombre era Milagro Nij. Fue allí cuando Hellen volvió a enamorarse de los hilos gracias a que ella reforzó el aprendizaje que había obtenido en el colegio.

Mientras Hellen continuaba construyendo su vida a través de sus hilos, tuvo que enfrentarse al repentino asesinato de su hermano, Hans, en 2016. A partir de esto, decidió mudarse a Estados Unidos junto con su esposo, quien es estadounidense. A pesar de ello, siempre busca regresar a Guatemala junto a su familia.

Los colores de la pandemia

Su exposición Cien Tierras nace a inicios de la pandemia de covid en 2020, mientras vivía en Estados Unidos, por un encargo de The Contemporary Arts Center de Cincinnati. Para Hellen, el tiempo transcurría de forma distinta durante un confinamiento, mientras tejía y descubría los paisajes que surgían de su trabajo.

Cien Tierras: una mirada a los hilos del cuerpo
Hellen Ascoli trabajando en telar de cintura. (Foto Prensa Libre: Cortesía de Karl Williamson)

“Estaba en un espacio bastante privilegiado y silencioso, vivía en una ciudad, en una casa pequeña cerca de un lago en Madison, en Wisconsin. El lugar es importante para el tejido. Tenía mucho tiempo para caminar, tejer y escribir, que son cosas importantes para mi obra”, dice.

En ese tiempo, Hellen cuenta que le gustaba caminar cerca del lago. Relaciona mucho el proceso de caminar con el de tejer. La forma en la que los hilos se entrelazan son un camino. Ella tejía y caminaba todos los días, mientras vivía este proceso de forma física debido a la modalidad del tejido de cintura.

En respecto a su trayecto entre ambos países, Hellen está consciente de que su forma de crear no es la misma en ninguno de ellos.

“Cuando estoy aquí en Guatemala, siento que encontrarle un espacio al tejido me cuesta un poco más. Tantas cosas están pasando en el país, y hay un estímulo tan grande, que siento que mi obra se vuelve reactiva. Algo sucede y yo tengo que responder”. 

Mientras tanto, en EE. UU. relata que tener una distancia física y temporal del país en donde perdió a su hermano, le permite crear una obra más reflexiva en torno a vivencias individuales y colectivas. Por ello, Cien Tierras refleja el interés de la artista por reflexionar sobre experiencias dolorosas y los cambios en la cotidianidad.

Cien Tierras: una mirada a los hilos del cuerpo
Instalación de Cien Tierras. (Foto Prensa Libre: Cortesía de Tony Walsh)

Construir colectivamente

Hellen también menciona que la colaboración fue una parte importante de la construcción de Cien Tierras. La muestra se compone, además de sus tejidos, de vídeos, fotografías y obras sonoras. Cada obra se exhibe con objetos (como colchones, moldes de ladrillo, peines), que buscan representar el cuerpo como un espacio de hogar y memoria. 

Para ello, Hellen contó con contribuciones de la poeta y tejedora Negma Coy, el pintor Jorge de León, la artista sonora y música Sofia Jade Tanski, la artista Luisa González-Reiche, el artista Gabriel Rodríguez y el diseñador Karl Williamson.

“La colaboración es un espacio de mucha generosidad. A mí me llama la atención colaborar con otras personas, porque surge una propiocepción, que es un sistema sensorial; cuando tú te sientas, tu cuerpo sabe en dónde está ubicado. Así me siento yo con mis colaboraciones: como contenedores para darte límites y saber dónde estás”.

Hellen describe como única cada experiencia colaborativa que ha tenido a lo largo de su carrera como artista textil. Esta experiencia también se ve construida entre su cuerpo y el telar. Para ella, el telar de cintura no es una herramienta ajena, sino que siente incluso un baile con ella. “Más que herramienta, la siento como un cuerpo presente conmigo”, dice.

Por otra parte, Hellen describe esta relación como una llena de respeto y cuidado ante la tradición maya textil.

“Debo de ir con mucho cuidado de no apropiarme de esta herramienta, de saber que yo existo en un contexto de Guatemala donde soy una mujer blanca que está utilizando una herramienta que le pertenece a la cultura maya”. 

En estos casos, menciona que las colaboraciones son importantes debido a que requiere de guianza y ayuda para conocer sus límites. Ha recibido mucha ayuda, por ejemplo, de su colaboradora Negma Coy, quien es maya kaqchikel.

Cien Tierras: una mirada a los hilos del cuerpo
El respeto hacia los tejidos mayas es importante en el desarrollo del trabajo de Ascoli. (Foto Prensa Libre: Cortesía de Tony Walsh)

La labor del cuerpo

Cien Tierras es, entonces, un juego de palabras que se refiere a la vida de Hellen entre dos países que ahora forman parte de ella. A su vez, reflejan un nuevo territorio de creación: cómo el tejido de cintura se da a través del trabajo con su cuerpo.

Hellen incluso relaciona mucho su trabajo con las protestas de Black Lives Matter (que es un movimiento en contra de la violencia hacia afrodescendientes por autoridades y el Estado), debido a que surgieron mientras ella trabajaba en esta obra. Algo la llevó a sumarse a estas protestas, que le resonaron mucho a las manifestaciones pacíficas de Guatemala durante 2015 en contra de Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti.

Para Hellen, estas protestas eran como un palpitar colectivo, en donde muchas personas se unían para exigir sus derechos al unísono. En la exposición incluso hay varios sonidos de estas manifestaciones, que para ella son las voces de un corazón colectivo.

“La muestra tiene que ver con un palpitar de corazones. Palpitaciones en el telar, en el cuerpo humano, pero también nos presenta un palpitar colectivo”, concluye Hellen.

 

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