“Más o menos estimamos que tenemos como un 50 por ciento menos hasta este momento (…). Las cifras no son muy halagadoras”, dijo la directora de la reserva, la bióloga Gloria Tavera Alonso.
La mariposa monarca (Danaus plexippus) es un lepidóptero que no deja de sorprender a los científicos por el misterio que rodea a su migración.
Los ejemplares que hibernan aquí son tataranietos de los que nacieron en México en la temporada anterior. Los que llegan hasta México forman una generación tan longeva (pueden vivir hasta ocho meses) que recibe el calificativo de generación Matusalén.
En Estados Unidos y Canadá tienen una vida de varias semanas, pero las que viajan hacia el sur por estas fechas viven más.
Si en la temporada pasada se registró un 59 por ciento de reducción en las áreas ocupadas para las colonias que hibernan en México, el nivel más bajo en los veinte años que se registra esta migración, en la temporada actual la situación es peor.
Tavera pone como ejemplo que si tradicionalmente se veía a las mariposas monarca rondar por los panteones para el Día de los Muertos, “este año, por primera vez, no se veía ninguna”.
Estos insectos usan cañadas para evitar los fuertes vientos mientras se dirigen al sur, guiándose por el sol, por lo que a este insecto también se le ha llegado a llamar la novia del sol. Este año, en cambio, el clima no ha favorecido la migración.
En México ha habido una temporada de lluvias más intensa y prolongada de lo habitual, lo que impide el vuelo de estas mariposas y desorienta su trayectoria, razón que puede explicar el retraso para formar colonias en este país.
Unido a ello, la población de estos insectos se ha venido reduciendo porque cada día hay menos áreas de algodoncillo, una planta que elige la mariposa monarca para colocar sus huevecillos.
La vigilancia de esta especie es compartida por Estados Unidos, Canadá y México. Este último país se encarga de resguardarla durante los cinco meses de hibernación, aunque la reproducción se lleva a cabo más al norte.
Tavera dice que ha habido muchos estudios para averiguar cómo se orienta la mariposa monarca, “pero sigue habiendo muchas dudas” . “En realidad, todavía no se tiene una respuesta única”, agregó.
La reserva de la mariposa monarca atrae todos los años a unos 200 mil visitantes, que pueden contemplar sus colonias en Michoacán y, con un área menor, en el estado de México.
Los responsables mexicanos también tienen sus propios problemas para proteger a este insecto del flujo de visitantes, que sólo pueden observar las colonias en grupos y acompañados por guías locales.
No solo se altera con ruido la hibernación de las mariposas, sino que en muchas ocasiones los visitantes se llevan ejemplares muertos, a pesar de que sus restos son utilizados como guía para emprender el regreso hacia el norte.
La reserva natural todavía espera que lleguen más ejemplares, aunque la mayor cantidad suele arribar a México en la primera quincena de noviembre, que ya ha pasado.
En enero se espera tener mayores detalles sobre el tamaño de las áreas ocupadas, a partir de la labor de campo que se desarrolle durante diciembre, aunque las señales vistas hasta ahora son desalentadoras.
Además de que han llegado muchos menos ejemplares que los del año pasado, y que están llegando con retraso, hay otras preocupaciones.