Pero Torres, consultor de telecomunicaciones, y los cientos de seguidores de la NASA a través de Twitter tendrán que esperar el lanzamiento para hoy, ya que ayer fue pospuesto debido a los fuertes vientos.
No obstante la ilusión continúa porque para este catalán que nació y reside en Barcelona, pero que ha vivido en Argentina y Brasil, asegura que con esta experiencia “se cumple un sueño, una satisfacción personal”.
Su afición por el espacio le viene desde niño y su curiosidad le llevó a montar sus propios aparatos electrónicos, según contó en una entrevista con Efe.
“A los 10 años monté con la ayuda de mi tío un telégrafo Morse. Me impulsaba la curiosidad por desvelar los misterios de lo invisible o lejano”, señaló este catalán cuyo deseo por conocer le ha llevado hasta uno de los centros más emblemáticos de la NASA.
Torres destacó la labor de la NASA para acercar la ciencia al público a través de las nuevas tecnologías. “Vengo siguiendo los programas de NASA desde hace años, por diferentes medios. Con twitter puedes estar informado desde la cercanía de asteroides errantes como de riesgos de tsunamis inminentes. ¡Es maravilloso!” .
Otras plataformas como Facebook, utilizadas desde jóvenes a mayores, permiten encontrar personas con los que se compartir los mismos intereses “como los de este grupo fabuloso de entusiastas”, dijo de sus compañeros con los que compartirá esta experiencia.
Esta no es la primera vez que había intentado participar en una de estas actividades de la NASA, conocidas como “Tweetup” . Se inscribió para poder ver el último lanzamiento de un transbordador, el del Atlantis el pasado julio, con el que la agencia espacial puso punto y final a treinta años de su programa estrella.
“Para mí el programa de los transbordadores es comparable a la misión Apolo” , aseguró el ingeniero, también experto en el ámbito de los sistemas inteligentes de transporte (ITS).
En cuanto al programa para el que ha sido seleccionado, GRAIL, se encargará de medir el campo gravitatorio de la Luna para ayudar a los científicos a conocer que se esconde bajo la estructura bajo la superficie, su composición y también sobre su historia térmica.
La Luna cautivó a toda una generación de niños que vio cómo el hombre llegaba a bordo de una nave espacial y pisaba por primera vez esa gran esfera que ilumina las noches de la Tierra.
“A los 10 años mis padres me regalaron un gran Atlas que fue mi primera fuente de divulgación científica que podía comprender. El sistema solar y en particular la Luna por su cercanía y familiaridad me fascinaban”, recuerda Torres.
Comenzó entonces a construir su propio telescopio, que no pudo acabar porque le faltaban los componentes principales, pero a los 12 años, cuando vivía con sus padres en Buenos Aires, no dudó en retomar su proyecto y recuerda cómo con una cámara de su padre y un trípode improvisado hizo sus primeras fotografías espaciales.
“Saque y revelé mis propias fotos, pensando que tal vez algún día tendrían un significado diferente para mi. Ahora lo entiendo”, evoca con el mismo entusiasmo con el que recuerda como en 1971 consiguió como oyente de Voice of America una con las firmas de la misión Apolo XV. “La ilusión continuaba…”.
Asegura que no le importaría repetir la experiencia en la NASA y como experto en el sector, lamenta que España está en “grave riesgo” de perder posiciones y algunos puestos en primera fila tecnológica “arduamente conseguidos con el esfuerzo de muchos años”.