Escenario

Sin pecado concebida

La multitudinaria veneración a la Virgen de la Inmaculada Concepción del templo de San Francisco, que data de tiempos coloniales —se fue propagando junto con otras imágenes—, está envuelta en arraigadas tradiciones místicas.

Celebración mariana es el 8 de diciembre. (Foto Prensa Libre: Cortesía de José Carlos Flores)

Celebración mariana es el 8 de diciembre. (Foto Prensa Libre: Cortesía de José Carlos Flores)

Este dogma, proclamado el 8 de diciembre de 1854 por el papa Pío IX, declara que María quedó preservada de cualquier mancha del pecado original, desde su concepción en el vientre de Santa Ana, su madre. “Dios libró a María del pecado original para recibir a su Hijo en su cuerpo y que fuera digna de ser su Madre”, expone el sacerdote José Luis Colmenares, párroco de la Catedral Metropolitana.

INFOGRÁFICA – Mira en este gráfico la historia y el culto a la imagen de la Inmaculada Concepción

Quinientos años antes, el concepto de la Inmaculada Concepción de la Virgen fue establecido por el franciscano irlandés Duns Escoto.

El historiador Gerardo Ramírez refiere que la iconografía de esta advocación tiene sus orígenes bíblicos en Génesis 3.15, donde dice: “Y enemistad pondré entre tu descendencia —el mal, representado con la serpiente— y el de ella. Esta te pisará la cabeza, y tú le herirás en el calcañar”. En Apocalipsis 12 se hace referencia a una mujer vestida de sol, con la luna bajo sus pies y una corona de 12 estrellas sobre su cabeza.

En un principio se representaba con diversas figuras, atributos y símbolos como la Santísima Trinidad, pergaminos que enaltecían sus títulos e incluso con los extremos de la luna hacia abajo, afirma Ramírez. La iconografía evoluciona hasta que los artistas se basan en las inmaculadas del español Bartolomé Murillo.

Según la tradición oral, el monarca español Carlos I, emperador V de Alemania, obsequió a finales del siglo XVI a la Capitanía General del Reino de Guatemala una imagen de la Inmaculada Concepción, de autor desconocido, estilo barroco y exquisita belleza, cuyo culto fue introducido por la orden franciscana. Se le conoce también como Virgen de los Reyes o Nuestra Señora de los Pobres.

Festejos

En 1855 la celebración cobró un auge mayor, aún más en las cabeceras y poblaciones de la que esta advocación es patrona. Incluso, el presidente de ese entonces, Rafael Carrera, que era muy católico, costeaba con fondos del Estado los festejos, refiere el historiador Aníbal Chajón. Se celebraba en los días cercanos a la Navidad, como ocasión oportuna de purificación, con la idea de rechazar el mal.

Rezados y loas

Los franciscanos también instituyeron los tradicionales rezados y loas hace más de 400 años. De hecho, la primera cofradía que se fundó en Guatemala fue la de esta virgen, en 1527. Los rezados consisten en acompañar el recorrido procesional, precedido por arcángeles y amenizado con música alegre, dice Ramírez.

El viajero estadounidense John Lloyd Ste-phens describe en 1840 la impresionante fiesta de Concepción, en la que explotaba la algarabía de la población de todos los estratos sociales, así como los rezados, en los que se hacía descender el anda, para rezar en cada esquina, señala el cronista de la Ciudad, Miguel Álvarez.

Ramón Salazar, en su obra Tiempo viejo (1896), bautiza al 8 de diciembre como “día clásico en Guatemala” y una de las cuatro fiestas más trascendentales del país en el siglo XIX.

Las loas son poemas o composiciones dramáticas de alabanza que duran 20 minutos. En la capital ya no se practican por el espacio, ya que requieren de montajes de tarimas o escenarios, pero se pueden apreciar en la provincia, explica Byron Miganjos, de la Cofradía de la Inmaculada Concepción, de la Catedral Metropolitana.

Con el paso de los años se espera recuperar estas representaciones, ya que el rezado llegará este año hasta el Barrio Moderno, zona 2, cuenta William Estrada, encargado de la Cofradía de la Inmaculada Concepción del Templo de San Francisco. Estrada agrega que se presentó a principios de noviembre la solicitud para que la imagen sea declarada Patrimonio Cultural de la Nación.

ESCRITO POR: