Barrios se encontró por primera vez con esta cultura en las montañas de Todos Santos Cuchumatán, Huehuetenango, cuando era estudiante de Antropología, lo que describe como una experiencia que le cambió la vida.
Este libro es consecuencia de 10 años de investigación, que lo llevó junto a su hermano a recabar más de 400 entrevistas de abuelos mayas.
¿Cómo nace este libro?
Este libro surge de mi experiencia en el mundo indígena. En Guatemala se nos educa con la comprensión limitada. Cuando llegué a la comunidad era un muchacho arrogante que presumía saber muchas cosas, pero al involucrarme con los abuelos me di cuenta de que esas personas a las que vemos como gente humilde son visionarios y conocen el movimiento universal, mucho más que muchos en el mundo occidental. La primera parte del libro es una narración para comprender la historia del pueblo maya, para entender su profundidad y su amplia capacidad de desarrollo.
Desde pequeño tuve relación con el pueblo maya. Tuve un amigo que era guía espiritual y nos contaba las historias del pueblo, y nos maravillaba con narraciones de actos, que para nosotros en ese entonces eran mágicos. Muchas veces pensamos que es fantasía, pero es la realidad del pueblo maya.
¿Y en la segunda parte?
Se encuentran las explicaciones sobre las energías que rigen al ser humano. Todos tenemos una energía según el día en el que nacemos, y son fuerzas diferentes; muchas de ellas rigen nuestra personalidad y nuestro destino. La combinación de estas nos da una personalidad. Acá se describen características muy generales, todo basado en el calendario sagrado del Cholq’ij. Mi hermano y yo hicimos 400 entrevistas, por 10 años, para escribir lo que está en la publicación.
Carlos Barrios presenta El libro del destino, en una segunda edición. (Foto Prensa Libre. Ángel Elías)
¿Qué aporta el libro a la cultura occidental?
Primero hay que tratar de romper con los esquemas mentales, tanto religiosos, filosóficos y científicos con los que fuimos educados. El libro nos enseña a ver cómo en la cultura maya hay armonía con la naturaleza, y allí está el verdadero conocimiento. Que la cultura indígena no es ningún tipo de retraso, como se ha querido ver, sino un adelanto cultural y científico sin igual. Puede servir para crear una nueva conciencia.
Pero ¿cómo quitarle la venda al guatemalteco sobre la idea errónea sobre el pueblo maya?
Hay que reflexionar que las profecías mayas son acertadas, que un guía espiritual maya mantiene una excelente y armónica relación con la naturaleza, con lo que le rodea. Se debe poner atención a eso, no ver demonios por todos lados, como ha sucedido en el transcurso de la historia. La sabiduría maya no es nada malo, ni alguna de sus manifestaciones tiene relaciones con el mal. Se debe romper con ese temor que nos han inculcado, abrirnos a otras posibilidades, muchas de las cuales la cultura occidental nos ha vedado la posibilidad de experimentar. Esto, debido a que la educación de occidente nos pone barreras, limitantes, porque desean que seamos ovejas y que no pensemos por nosotros mismos.
¿Ya se empieza a valorar ese conocimiento?
A partir de 1995, el presidente Ramiro de León Carpio comenzó a asistir a ceremonias mayas. Estuvo en varias con nosotros, pidió por Guatemala, por la paz, por la armonía, y tiró velas a fuego. Entonces los guatemaltecos vieron con ojos distintos estas manifestaciones. “Si el presidente asiste, no debe ser malo”, pensaron muchos. Ahora ya se pueden presenciar actos en lugares como Kaminaljuyú, y son vistos sin recelo. En la cultura hindú se dice que Guatemala es una antorcha en el mundo, como una luz. Hay fuego por todos lados; el fuego es parte de nuestra vida, y eso el guatemalteco no lo sabe. No sabe que los abuelos piden por la paz, por el país, por la naturaleza, aunque ellos sean los más damnificados, los más marginados, los explotados por el sistema, a los que nadie presta atención. El Estado los ignora, pero a pesar de ello, los abuelos piden por el país, porque su pensamiento es más elevado.
LA CITA
El libro del destino se presenta este miércoles en librería De Museo, 15 avenida 6-01, zona 13, a las 18 horas. Entrada libre.