Escenario

Talento musical crea la guarimba

Existieron autores que compusieron valses, sones, himnos o marchas, pero lo que hace único al huehueteco Víctor Wotzbelí Aguilar, quien nació el 14 de junio de 1897, es la creación de la guarimba, que es un ritmo de 6x8 —fusión de son con acompañamiento rápido—.

Aguilar alcanzó la cúspide de su popularidad a partir de 1927, cuando la Marimba Centroamericana grabó sus composiciones en Nueva York, en la famosa casa Victor Talking Machine Co.

Allí fueron editados en discos de 78 revoluciones arreglos como Pérfida y Tristezas quetzaltecas, en 1927; Aviadores y Sola tú, en 1928; Los trece, en 1929; Chiquilajá y Añoranza, en 1931, y Muñequita de carne y Fiesta nacional, en 1932.

Aún era niño cuando sus padres se mudaron a Quetzaltenango, donde Aguilar cursó el bachillerato, en el Instituto para Varones de Occidente, y recibió clases de música con Manuel Sandoval y Jesús Castillo. En 1919 viajó con un conjunto de marimba a Panamá, donde trabajó como pianista en barcos de pasajeros que cruzaban el Canal. Después se radicó un tiempo en Costa Rica.

En su juventud compartió con algunos de los grandes marimbistas de Guatemala como Domingo Bethancourt, Rocael Hurtado e Higinio Ovalle, quienes hicieron famosas sus piezas originalmente escritas para piano. Luego se trasladó a la capital y trabajó en el Registro de la Propiedad.

Más tarde regresó a Quetzaltenango, donde falleció en 1940.

PROLÍFICO GENIO

Aguilar creó obras en diversos géneros musicales

Muchas fueron compuestas originalmente para piano y luego pasadas a marimba, dada la  versatilidad del instrumento.

Entre los títulos más conocidos están   Tristezas quetzaltecas; Monja, Utz-pin-pin, Pérfida y Río Dulce.

Incursionó también en el tango y el vals.

Varias de sus composiciones fueron grabadas en discos de vinil de 78 revoluciones, en EE. UU.

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