El “trabajo” de este creador de androides es conseguir que este actor-robot suscite los sentimientos del público. “Quería que el público consiguiera emocionarse con un robot”, explica el director.
“A veces tienes la impresión de que quizá es más que un robot, y a veces no. Un equilibrio interesante, ya que en el fondo ya no sabes”, dice Irne Jacob.
Las actrices francesas Irene Jacob y Laetitia Spigarelli durante una escena de la obra La Metamorfosis. (Foto Prensa Libre: AFP)
Protagonista del espectáculo, el robot metálico, que se adivina bajo una sábana blanca en el centro de un escenario austero, habla en francés con subtítulos en japonés que aparecen en una pantalla. De la sábana emerge un rostro blanco, una máscara de Pierrot lunar, y manos enguantadas.
En alguna parte en la sala, la cara, los ojos, la boca, los brazos están animados desde un ordenador.
“La Metamorfosis versión Androide”, hace escala para algunas representaciones en Yokohama, el gran puerto cercano a Tokio, antes de viajar a Europa para participar en la apertura del Festival de Otoño de Normandía, en el noroeste de Francia.
Este festival (12 de noviembre-9 de diciembre) que une teatro, música y danza, lleva por lema este año lhumain e(s)t lartificiel, un juego de palabras para decir lo humano es lo artificial o lo humano y lo artificial.