Vida

¡Gracias a todos los trabajadores!

¡Iniciamos hoy el quinto mes del año! No cabe de duda que el tiempo vuela y que lo único certero que tenemos es el imparable tic tac del reloj. Empieza mayo con una fecha muy especial, el Día del Trabajo. Seguramente hoy, querido lector, usted estará disfrutando de un merecido descanso.

Rina Montalvo

Rina Montalvo

Si usted goza de una jornada de trabajo de ocho horas diarias, es precisamente por el movimiento que se inició en Chicago hace muchos años, en 1886, con una huelga para lograr una jornada laboral de ocho horas. Hubo disparos, encarcelamientos y varios manifestantes fueron condenados a muerte. A ellos se les conoce como los Mártires de Chicago. Recordemos que se vivía la Revolución Industrial, y las jornadas de 12 o más horas al día eran la regla. Luego, en 1889, por acuerdo del Congreso Obrero Socialista en París, se instituyó el 1 de mayo como un homenaje a los Mártires de Chicago. Y es que la actividad laboral de una persona prácticamente es lo que define su vida, al empezar por el número de horas al día que se pasan en el trabajo, casi todo el tiempo en que se encuentra despierto. Por eso es tan importante que las condiciones del trabajo sean dignas, desde el punto de vista de las responsabilidades sociales que tienen las empresas.

Porque el trabajo debe ser manantial de vida, debe dar oportunidad a que se manifieste la creatividad y la iniciativa. Sin embargo, muchas veces se convierte en fuente de muerte y enfermedad. Sucede que muchas veces vivimos para trabajar, se olvida que el trabajo solo es un medio que nos permite vivir dignamente. No a costa de negarles tiempo a los nuestros. No a costa de robarnos cada día una porción de salud o causarnos accidentes.

¡Cuántas veces leemos en el periódico de accidentes laborales! Un albañil que muere soterrado, un trabajador agrícola que se intoxica con agroquímicos, un piloto de camión que muere en accidente de tránsito… la lista es interminable porque interminables son los riesgos para los trabajadores que se exponen día a día en sus actividades. Por supuesto que no se trata de dejar de trabajar, sino que todos, empresas y trabajadores, aprendan a reconocer estos riesgos y a tomar las medidas de precaución adecuadas. Los accidentes y enfermedades producidas por el trabajo se pueden, y se deben, prevenir. Si continuamos otorgándole tan poca importancia a este tema, llamado salud ocupacional, dentro de unos años Guatemala será un país lleno de personas en edad productiva, pero enfermas e incapacitadas con el costo social y la desventaja competitiva que esto conlleva.

Finalizo rindiendo honor a los Mártires de Chicago, quienes iniciaron el movimiento de dignificación del trabajo. Pero sobre todo, hoy quiero honrar a los trabajadores que honradamente proveen el sustento a sus hogares ¡A todos ustedes les doy las gracias por su entrega de todos los días!

 rina.montalvo@gmail.com

ESCRITO POR: