Aunque pudiera parecer que al principio no agradan tanto las burlas o sarcasmos, algunos se sienten orgullosos de cumplir años en una fecha tan llena de significados costumbristas y que se originó en el siglo XVIII.
Luis Carlos, 24 años
“En el trabajo siempre me hacen bromas porque nací el 7 de diciembre, pero una vez vivimos una aventura. Nos fuimos a comer antes de que dieran las 6 de la tarde, pero nos quedamos sin gasolina, justo en una calle donde quemaban al diablo. Como no teníamos nada que quemar, me dijeron mis compañeros: ‘Ahora ponte a bailar alrededor del fuego, así comenzamos a celebrar tu cumpleaños’. Lo chistoso es que así lo hice y la pasamos muy bien”.
Mayra, 23 años
“Durante mi niñez odiaba cumplir años el 7 de diciembre porque pasaba escondida todo el día en mi casa, ya que mis amigos decían que a las 6 de la tarde me iban a quemar viva. En la actualidad, solo me causa risa recordarlo y hasta estoy orgullosa de haber nacido en esta fecha tan especial, en la que se celebra una tradición tan antigua en Guatemala”.
Claudia, 26 años
“Un 7 de diciembre fuimos a celebrar mi cumpleaños con mis amigas en la zona 1 y después decidimos hacer unas compras navideñas. Cuando pasábamos por la 12 avenida y 7a. calle, vimos las piñatas de diablo que exhibían en la calle. Una de ellas hizo que me colocara junto a ellas y me fotografió, luego de lo cual me dijo: ‘Ahora ya tienes una foto con tus hermanos'”.
Fernando, 27 años
“Había una muchacha que me gustaba mucho en la universidad. Comenzamos a salir por algunos meses y ella me preguntaba cuándo era mi cumpleaños, pero yo esquivaba la pregunta, porque no quería que se burlara. Cuando llegó el 7 de diciembre, ella me regaló un muñeco de peluche de diablo que tenía el mensaje ‘Tú eres mi diablito’. Luego me dijo que se enteró de la fecha de mi cumpleaños y que le parecía cool. Ese día nos hicimos novios y pronto nos vamos a casar”.
Nora, 22 años
“Siempre me han dicho que soy ‘diablita’ por haber nacido el 7 de diciembre, pero yo lo niego, porque como nací a las 8 de la noche, ya habían quemado al diablo. También recuerdo que un amigo venía a mi casa para celebrar mi cumpleaños y siempre me regalaba una piñata de diablo. Cuando era pequeña, el hermano de mi cuñada fabricó una piñata de diablo que rompimos ese día con mis amiguitos”.
Jaime, 18 años
“Hace como cinco años nos disponíamos a quemar al diablo con unos vecinos, unos segundos antes de que empezara, pero nadie tenía fósforos a la mano. Yo recordé que tenía una cajilla en mi bolsillo, porque utilizamos fósforos con mi papá para hacer un trabajo en la mañana. Todos rieron y dijeron que como era mi cumpleaños, era natural que yo encendiera la hoguera”.