Sin renunciar a su estilo rockero, Cavalli juega con los contrastes y logra combinar prendas lujosas con chaquetas masculinas, algunas de terciopelo, enriquecidas con piedras y bordados.
Una diadema irradia la cabellera de esas misteriosas princesas que vienen de la Antigüedad.
Junto con el oro y el negro reinan los estampados salvajes, leopardo, tigre y pitón los cuales se mezclan con flores y dibujos mitológicos.
Al rigor del corte de las chaquetas y los chalecos, que se inspiran en la arquitectura Bauhaus, se mezclan los ribeteados preciosos y los encajes.
Los trajes largos de seda y tul dejan entrever las piernas, seductivas, mientras la chaqueta de smoking dorado se lleva acompañada por el zapato alto con tacón dorado.
La elegancia refinada de Armani, juega esta vez con los tejidos brillantes y metálicos, con los reflejos de la luna y sus tonos grises, azulados o de agua plateada.
Las sedas con sus efectos tornasolados, los satines con sus matices, las telas nacaradas ofrecen un efecto metalizado de estrella reflejada en el mar.
Los pantalones de shantung, cortos y con aberturas, salen de por debajo de faldas contemporáneas, se acompañan con chaquetas de todo tipo, cortas o largas, con perlas y cristales, no llevan cuello ni botones y se ajustan sólo con un gancho.
El maestro italiano de la moda, rescata exitosos moldes, mezcla tejidos y ofrece una mujer aperlada, moderna y cautivadora.
El “rey” Giorgio, como lo llama la prensa italiana, desfiló por último en el calendario milanés y contrariamente a la tradición, no quiso hablar con la prensa.
La silueta conceptual y las medidas justas de sus trajes cortados al sesgo, resaltan al lado de los nuevos materiales con sus reflejos originales.
Mucho más sobria resulta la propuesta de la firma Gianfranco Ferré, cuya colección juega con los propios modelos y resulta un homenaje al fundador de la casa, quien falleció en junio del 2007.
“Quisimos reinterpretar los códigos de la marca, pureza y calidad de materiales, atención por los detalles y pasión por la camisa” , aseguraron los nuevos diseñadores, Stefano Citron y Federico Piaggi, quienes trabajaron con Gianfranco Ferré.
“He querido trabajar con las entrañas de la marca, por ello nombr en la dirección artística a dos diseñadores formados dentro de la casa” , explicó Ahmed Sankari, nuevo presidente y propietario de la firma.
Los cortes perfectos de las prendas que forman luego asimetrías y las aperturas inesperadas, que descubren la espalda, respetan la tradición de la célebre firma, con sus líneas rectas y colores blancos, piel, negro con un toque de rosado y violeta.
Los tejidos tratados con sabiduría y alta capacidad artesanal, alcanzan su máximo nivel en el traje de seda de gala con plumas lacadas y cristales, generosamente aplaudido por público y expertos.