Esta es la primera vez que el Reino Unido dedica una exhaustiva muestra a este tipo de arte, que posteriormente inspiró a creadores occidentales como Pablo Picasso o Toulouse Lautrec.
“Shunga es en algunos aspectos un fenómeno único en la cultura mundial premoderna, por su cantidad, calidad y la naturaleza del arte que se produjo”, señala el Museo Británico.
La exposición explora por qué surgió esta forma artística y cómo y dónde se distribuyó pues, aunque el sexo era un tema abierto en la esfera privada japonesa, la vida pública estaba gobernada por estrictas normas confucianas.
Según el museo, aunque en el Japón de la época existía la represión y la explotación sexual, así como la desigualdad de género, el “shunga” recoge principalmente “valores positivos” e integradores, al reconocer las necesidades sexuales de la mujer y los homosexuales.
La exposición, no recomendada para menores de 16 años por su contenido sexual, agrupa obras de colecciones del Reino Unido y el resto de Europa, Japón y Estados Unidos y ha sido organizada junto con instituciones niponas para celebrar 400 años de relaciones británico-japonesas.
ANTECEDENTES
El “shunga” fue prohibido en 1722, si bien siguió distribuyéndose y nunca fue censurado, y creció gracias a una red nacional de bibliotecas comerciales que no estaban reguladas.
No obstante, finalmente se suprimió y se convirtió en tabú a finales del siglo XIX y el XX.
Mientras en Europa el sexo era tabú, en el temprano Japón moderno triunfaban las llamadas “shunga” o “estampas de primavera”, que describen explícitamente variados actos sexuales entre hombres y mujeres o personas del mismo sexo, con una ejecución tierna, bella y en ocasiones cómica.