Deja de hablarme hasta una semana y se incomoda por todo, por lo tanto, soy yo la que trata de conciliar. Mi problema es que me siento muy sola y ya no lo quiero igual. Me cansé de hacerlo todo yo. Siempre soportándolo para mantenerlo contento. Incluso, tuve que alejarme de mi familia, porque nunca la ha querido.
Por todo esto, he pensado en separarme de mi esposo, pero no lo hago por nuestros niños. No quiero que ellos sufran lo que yo sufrí, porque soy hija de padres divorciados, y no fue nada fácil para mí.
He hablado con él muchas veces y lo que me responde siempre es que si yo quiero, podemos separarnos, sin demostrar ningún interés en cambiar. Pero desde luego, él sigue pensando solo en su familia, en sus padres y hermanos. Yo, hasta me siento culpable, porque siempre permití que él prefiriera a su familia para todo. Sigo tolerándolo, sigo soportando su mal carácter, sus caprichos y haciendo solo lo que él quiere ¿Encontrará alguna solución mi matrimonio?
Amiga: En principio, su caso puede interpretarse como incompatibilidad de caracteres, que consiste en el choque de carácter entre una pareja, y se da muchísimo en los matrimonios, tanto, que es una de las causales de divorcio que la ley contempla por alguna razón justa. Porque este problema tiene que ser desgastante para una esposa, o un esposo. Es ese choque constante con su pareja porcuestiones de carácter, e incomprensiones, se tiene que soportar para toda la vida si no se busca una solución legal o psicológica. ¿Porqué existen estos casos? Por lo que sabemos, son tantos los motivos y las causas, de ahí que sea necesario consultar con un especialista para tomar la mejor decisión. La Liga de Salud Mental es una buena opción, porque muchas veces la incompatibilidad de caracteres proviene de desajustes emocionales de una de las partes.
Sin pretender llegar a un diagnóstico, mi opinión es que el problema de su esposo puede ser por una neurosis, que muchas veces viene de problemas sufridos en la niñez. ¡Y es tan difícil la convivencia con un neurótico! También puede ser que no los une el amor ni los sentimientos de aprecio y estima. Es por eso, que antes de decidir una separación, la esposa —que es la víctima— debe consultar con un psicólogo, un pastor, un sacerdote o una amiga de mucha confianza, porque pasar por un divorcio es un asunto de verdad complicado.
Cierto es que hay hombres machistas e intolerables, que tratan a su compañera de vida como un objeto cualquiera, por complejos arraigados. Dígame, amiga, ¿cree usted tener las reservas necesarias para optar por una separación? ¡Siempre el problema de los hijos, los problemas económicos, la familia, la sociedad, el amor..! Y duelen tanto esos hogares vacíos…
rina.montalvo@gmail.com