Se recomienda retirarle las ruedas de apoyo a la bicicleta e invitarle al pequeño a montar. Se le enseña a encontrar el equilibrio al balancearse de derecha a izquierda y luego se le deja practicar mientras el padre o madre sujeta la bicicleta.
Un truco habitual es comenzar con los pies bien apoyados en el suelo. Al empujar la bicicleta desde atrás, se le anima a levantarlos poco a poco para que adquiera confianza.
Hay quienes son partidarios de colocar ruedas de apoyo que se levantan de manera gradual, para que el niño logre el equilibrio necesario hasta que ya no dependa de ellas.
Se le invita a montar mientras algún adulto agarra la bicicleta por el asiento. Se le da un poco de libertad para que encuentre el equilibrio, pero sin soltar el asiento. Se practica hasta que aprenda a maniobrar.
Cuando empiece a ir solo, es buena idea poner en el suelo unas galletas cada cinco metros. Primero se colocan en línea recta y luego en zigzag. La idea es decirle al menor que tiene que pasar por encima de ellas. Este método le ayudará a concentrarse y a pedalear con el volante recto.