El hallazgo podría permitir, en el caso de los humanos, encontrar un medio de detener las mutaciones genéticas antes de que estas causen enfermedades.
Los científicos encuentran particularmente interesante cómo este reptil nativo del sureste asiático es capaz de comer criaturas tan grandes como de su tamaño.
La pitón birmana (Python molurus bivittatus) no solo abre la mandíbula para comer una presa grande como un ciervo, sino que sus órganos llegan a crecer tanto como para digerir rápidamente al animal antes de que este se descomponga.
En el espacio de uno o dos días, el corazón, el intestino delgado, el hígado y los riñones de la serpiente aumentan su tamaño un 35-150 por ciento. Pero una vez que se digiere la comida, los órganos se encogen de nuevo a su tamaño normal.
El análisis del genoma de la pitón birmana sugiere que una compleja interacción entre la expresión génica, la adaptación de las proteínas y los cambios en la estructura del genoma permite a estas serpientes hacer lo que otros con los mismos genes no pueden.
Entender cómo el cuerpo de la serpiente organiza estos cambios importantes en órganos clave podría ofrecer una nueva comprensión de los mecanismos que hay detrás de enfermedades humanas, como insuficiencias de órganos, úlceras y trastornos metabólicos, entre otros, dijo el coautor del estudio, Stephen Secor.
“La pitón birmana tiene una fisiología increíble”, dijo Secor, de la Universidad de Alabama (sur). “Con su genoma ahora podemos explorar los muchos mecanismos moleculares sin explotar lo que utiliza para aumentar dramáticamente su tasa metabólica, detener la producción de ácido, mejorar la función intestinal, y aumentar rápidamente el tamaño de su corazón, intestino, páncreas, hígado y riñones”, dijo.
El estudio del genoma de la pitón birmana fue dirigido por Todd Castoe, de la Universidad de Texas e incluyó a 38 co-autores de cuatro países.