devoción y cultura

El Cristo de las Alturas fue llevado hace medio siglo al cráter del Volcán de Agua y ahí es posible visitarlo

Una imagen de Jesús crucificado vive en el cráter del volcán de Agua desde hace casi cinco décadas y esta es su historia.

Guardián del Volcán de Agua, esta imagen en casi medio siglo, guarda un recorrido importante en la historia de Antigua Guatemaa y otras poblaciones cercanas. (Foto Prensa Libre: Daniel Pio Coroy)

Durante años, la cima de este volcán ha sido una joya que recorre la historia. Al momento de llegar a su cráter se encuentra una pequeña capilla donde se resguarda la imagen de Jesús crucificado, dando la bienvenida a quienes han hecho el ascenso a lo largo de cuatro a cinco horas.

Algunos se atreven a hacer esta travesía por deporte, otros como turistas junto a sus guías, pobladores del lugar e incluso algunos lo hacen por su trabajo para ir a revisar las antenas que están en el lugar.

El llamado Cristo de las Alturas, conocido también como Cristo Maya, ha tenido un recorrido desde su llegada a Guatemala, hace 50 años.
Un grupo de exalumnos del colegio La Salle, en Antigua Guatemala, graduados de maestros de educación primaria en 1978, se ha unido para promover el conocimiento de esta imagen, hablar de su historia, y tiene otros proyectos asociados a la imagen.

Ellos han ascendido varias veces al volcán, en especial durante sus años de estudio, y reconocen que es una experiencia única que atesoran. Entre ellos están Francisco Sagastume Ortiz, especialista en hotelería; Julio López, dedicado al mundo de la economía, y el internista y gastroenterólogo Arturo Carranza, quienes representan a sus compañeros y están analizando cómo se encuentra la imagen en la actualidad y las diferentes necesidades del sitio en el cual se ubica.


Así llegó el Cristo a Guatemala

En 1974, la familia de Sagastume era amiga del sacerdote Benedicto Revilla, ordenado en 1954 en Burgos, España.

A Revilla le surgió la inquietud de traer de su país una imagen de casi 1.90 metros de altura con una cruz que casi alcanza los tres. Se concretó con la ayuda de un grupo de antigüeños en aquel tiempo, entre ellos Sagastume Ortiz.



La imagen fue resguardada en una casa de la familia Sagustume, donde se estableció un proyecto cultural que era dirigido por Sagastume y Revilla, ubicada en la 3a. avenida sur o calle de las Campanas y 9a. calle oriente o de san Antonio hasta 1976, cuando Guatemala vivió uno de los momentos más difíciles de su historia.

Imagen histórica del cráter del Volcán de Agua tomada en 1875, parte de la colección de fotos de Edward James Muybridge. (Foto Prensa Libre: Eadweard James Muybridge



El terremoto del 4 de febrero causó muchos daños. Los guatemaltecos se enfrentaron a un movimiento telúrico de 7.5 grados que dejó cerca de 23 mil fallecidos y un millón de damnificados. El sitio donde se guardaba el Cristo también fue afectado, pero lograron rescatar la imagen.

En ese momento los pacientes del antiguo hospital de la ciudad colonial fueron trasladados de emergencia al estadio municipal Pensativo y allí pasaron cerca de cuatro meses mientras continuaban las réplicas. Se consiguieron en préstamo carpas de circo locales para su resguardo.

El Cristo de las Aturas en e Estado Pensativo en Antigua Guatemala, en 1976.



Revilla decidió llevar al Cristo al campo de juego como símbolo de protección para los pacientes y los pobladores de Antigua Guatemala en general. Se ubicó donde hoy está el marcador.
Cuando el hospital fue instalado en su nueva ubicación, en las cercanías del cementerio San Lázaro, la imagen regresó al centro cultural y se comenzó a barajar la idea de trasladarlo al cráter del volcán de Agua.

Para ello, vecinos de la ciudad colonial y de Santa María de Jesús se unieron para reunir materiales y la mano de obra, dirigidos por el maestro de obras Pablo Patán, y así crear un santuario en el que se resguardara la imagen, que incluyó un albergue para los excursionistas.

Parte de la misión y el mensaje que Revilla quería enviar con esta imagen era el ecumenismo —unión entre todas las iglesias cristianas—, y quienes lo conocieron dicen que era de gran inspiración para él.

Algunas de las ofrendas que recibe la imagen por parte de sus visitantes. (Foto Prensa Libre: Daniel Pio Coroy)


Revilla manifestó: “Vamos hacia una civilización universal única, síntesis de los mejores valores de todas las civilizaciones pasadas, presentes y futuras”, según cita Jesús González Losada, un amigo que lo conoció en Washington, Estados Unidos, en la década de 1990 y quien escribió en un blog acerca de este encuentro.

Una imagn del cáter tomada en la década de 1990 muestra los cambios físicos con la instalción de antenas y también la capilla, donde se encuentra el Cristo de las Alturas. (Foto Prensa Libre: Ricky López/Fototeca, Guatemala Cirma)


“Revilla casi siempre se encuentra sin un centavo en el bolsillo. Vive colgado a la providencia, y me maravilla su plácido abandono a su labor de misionero por más de 40 años —la mayoría en Guatemala—”, escribió González Losada.

Revilla escribió un libro titulado Guatemala: el terremoto de los pobres. Según registros digitales, el sacerdote falleció el 22 de abril del 2011, a los 81 años de edad.


El viacrucis para subirlo

Carlos Enrique Berdúo, cronista de la ciudad de Antigua Guatemala, expone que Revilla, junto con Sagastume Ortiz, promovieron varias actividades y buscaban que el ascenso al volcán no fuera solo un paseo, sino que la ruta se transformara en un viaje espiritual para hacer meditación y que fuera similar a un viacrucis.

“Él mencionaba que la vida del creyente era como un viacrucis y el ascenso podría verse como un momento de acercamiento y oración”, agrega Berdúo, quien conoció al religioso.
El nombre mítico del volcán es Hunahpú, uno de los héroes gemelos en el libro sagrado de los mayas, el Popol Vuh, y por ello este lugar es relevante también para la cosmovisión maya, refiere.
Para subir la imagen se requirió del apoyo de la población, vecinos de Santa María de Jesús y Antigua Guatemala, la Cruz Roja y estudiantes del colegio La Salle.

El ascenso, por lo general, es de cinco horas, pero en esta ocasión llevó el doble de tiempo.

El Cristo de las Aturas requirió del apoyo de decenas de personas para ser llevado a la cima y fue subido durante un viacrucis. (Foto Prensa Libre: cortesía Revista Nestlé/FAAG)


Desde ese momento la imagen ha sido parte del paisaje en el cráter y da la bienvenida a los excursionistas.

Francisco Sagastume, hijo comenta que es triste ver en la actualidad que el santuario donde está el Cristo, así como la propia imagen, están descuidados. Hay algunas ofrendas de flores o detalles, pero también se encuentra basura en los alrededores.

Óscar Ramos junto a su hijo Óscar Leonel en 1982, en una de las expediciones al volcán. (Foto Prensa Libre: Óscar Ramos)


Por tal razón, el grupo se ha propuesto encontrar fondos para impulsar la restauración de esta pieza y del lugar. “Uno de los sueños sería construir un polideportivo en el cráter para convertir el sitio en un espacio para la sana diversión. Hemos investigado y en México hay un lugar dentro del cráter del volcán Teoca donde es posible hacer deporte, pero no está a la altura del volcán de Agua y sería algo único para la región, un gran atractivo”, expresa Sagastume, hijo.



La finalidad sería convertirlo en un centro cultural, espiritual y deportivo. Por su parte, el médico Carranza considera que además es importante orientar a todos los visitantes y pobladores a emprender campañas educativas para resguardar el volcán y conocer su riqueza natural de flora y fauna, así como lo que representa en el aspecto cultural. “Los incendios forestales de este año son lamentables, porque han consumido una gran parte de ella”, puntualiza.

Para conocer más del proyecto escriba a accgid@yahoo.com.

Un incendio afecta sus riquezas

Una de las noticias que ha dado la vuelta al mundo en las últimas semanas ha sido el incendio que ha consumido varias hectáreas y ha sido difícil de controlar. Hasta mediados de marzo había cedido en un 90 por ciento.

Esto ha puesto en peligro la rica fauna y flora del lugar. Autoridades indican que durante un incendio, los más afectados son los pichones o las crías, porque no logran escapar de sus nidos o guaridas. Los anfibios y reptiles también sufren, ya que no tienen la capacidad para salir con rapidez y refugiarse del fuego.

En el volcán se han presentado descubrimientos importantes en los últimos años. En el 2022 se encontró a la lagartija “Abronia anzuetoi”, que tenía más de medio siglo de no verse. Esta novedad fue reportada por Gabriel Reyes, fundador del proyecto educativo Los bichos de Diana, ubicado en Ciudad Vieja, Sacatepéquez, y respaldado por los investigadores Daniel Ariano y

José Monzón, del Centro de Estudios Ambientales y Biodiversidad de la Universidad del Valle de Guatemala.

A partir de entonces, Reyes ha instalado cámaras trampa, que son aparatos automatizados que se sujetan en troncos de árboles u otros lugares y detectan movimiento y calor, con lo cual se facilita el monitoreo de fotografías y videos.



Algunas cámaras han sido obtenidas por sus propios recursos, mientras que otras fueron donadas por organizaciones internacionales y algunas más a través de una alianza con el Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza.

Parte de esto ha llevado a confirmar la presencia de la diversidad biológica que existe como tigrillos, ocelotes y tepezcuintles, así como de aves, cerca de 30 tipos de serpientes, familias de quetzales y un puma.

El Instituto Guatemalteco de Turismo, en su guía disponible en línea Buenas Prácticas de Turismo de Aventura, en la modalidad de ascensión de volcanes describe que como casi todos los conos y montañas de occidente, sus faldas están cubiertas de espesos bosques y selvas cerradas.

En las faldas cercanas a Santa María de Jesús hay muchas siembras de verduras y árboles frutales —peras, manzanilla, cerezas, manzanas—. También, de habas, frijol, cartuchos y arveja.

ESCRITO POR:

Ingrid Reyes

Periodista de Prensa Libre especializada en periodismo de bienestar y cultura, con 18 años de experiencia. Premio Periodista Cultural 2023 por el Seminario de Cultura Mexicana y premio ESET región centroamericana al Periodismo en Seguridad Informática 2021.