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Programa Quiché: La iniciativa que faciltó el acceso y saneamiento de agua a 40 mil personas en el occidente guatemalteco

Las acciones del 'Programa Quiché' fueron ejecutadas en Santa Cruz del Quiché, San Bartolomé Jocotenango, San Andrés Sajcabajá y San Antonio Ilotenango.

Para diciembre del 2020,  los  sistemas de adquisición de agua comunitaria en Santa Cruz del Quiché, San Bartolomé Jocotenango, San Andrés Sajcabajá y San Antonio Ilotenango llegaron a tener una cobertura del   86.1% en las distintas comunidades. (Foto Prensa Libre: Cortesía Lazos de Agua)

Para diciembre del 2020, los sistemas de adquisición de agua comunitaria en Santa Cruz del Quiché, San Bartolomé Jocotenango, San Andrés Sajcabajá y San Antonio Ilotenango llegaron a tener una cobertura del 86.1% en las distintas comunidades. (Foto Prensa Libre: Cortesía Lazos de Agua)

Hasta hace cuatro años, en Lagunitas de Santa Cruz del Quiché, aldea ubicada a tres horas y media de la ciudad de Guatemala, los vecinos tenían que caminar entre 15 y 20 minutos para llegar a un pozo natural del cual recogían agua que utilizaban para asearse, cocinar y mantener las cosechas de la comunidad.

Santana Marina Mendoza, residente en esa aldea desde hace 36 años, comenta que la recolección de agua “a pie” era compleja porque la única fuente natural cercana a la comunidad se encontraba en propiedad privada, una realidad que no ha sido ajena a otros guatemaltecos y otros habitantes del mundo.

En la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida 2014 de Guatemala, el Instituto Nacional de Estadística reveló que el acceso a agua mejorada era mayor en el área urbana. Allí, el 89.1% de la población se abastecía del recurso, mientras que en el área rural solo un 64.4% tenía acceso.

En el Censo Nacional de 2018 se registró un total de 3 millones 275 mil 931 hogares, de los cuales el 58.9% tenía cañería en la vivienda, y el restante 41% encontraba su fuente principal de agua para consumo a través de tuberías fuera de la casa, chorros públicos, pozos perforados, agua de lluvia, ríos, lagos, manantiales o nacimientos y camiones o toneles abastecedores.

El Programa Conjunto de Monitoreo (JMP) OMS / Unicef para el suministro de agua, el saneamiento y la higiene reveló que, para el 2020, una de cada cuatro personas en el planeta carecía de acceso al agua potable.

Para Rafael Calel, técnico en agua y vecino de San Bartolomé Jocotenango —municipio a cuatro horas y media de la capital—, lo anteriormente expuesto es una realidad. La zona donde ha vivido durante 35 años se encuentra en el Corredor Seco, lo que significa que hay pocas lluvias y períodos de sequía.

Calel cuenta que los 45 sistemas de agua en el municipio están dispersos para los pobladores, y por si fuera poco, de esos, 17 están contaminados por bacterias como coliformes y E. coli, con lo que se arriesga la salud de los pobladores, en especial de los niños, quienes pueden padecer desnutrición crónica por falta de nutrientes y por diarreas constantes.

Esta situación, que revela las diferencias en cuanto al abastecimiento de agua en Guatemala, es uno de los motivos del Programa Lazos de Agua.

Impulsada por el Banco Internacional del Desarrollo y las fundaciones Coca Cola, Femsa y One Drop, la meta de esta iniciativa es la facilitación del acceso sostenible al agua segura, así como el saneamiento e higiene para 200 mil personas en más de 300 comunidades rurales y periurbanas de Guatemala, Paraguay, Colombia, Nicaragua y México.

El Programa Quiché del Programa Lazos de Agua involucró la participación de 81 mil personas, entre ellas técnicos, funcionarios y vecinos de las comunidades, para facilitar el acceso y saneamiento de agua. (Foto Prensa Libre: Cortesía Lazos de Agua)

De ese objetivo se desprende el Programa Quiché, que a través del apoyo de la organización internacional Water Drop ha accionado desde 2015 en Guatemala, específicamente en Santa Cruz del Quiché, San Bartolomé Jocotenango, San Andrés Sajcabajá y San Antonio Ilotenango.

La misión ha propiciado durante los últimos seis años un acercamiento entre los pobladores —en su gran mayoría, k’iche’s— a sistemas de acceso mejorado de agua.

Para trazar la misión del Programa Quiché se empezó desde las bases del modelo Cobertura total para siempre, de Water For People, que busca alcanzar una cobertura de servicios sostenibles de agua y saneamiento para el 95% de la población donde se trabaje.

También se trabajó desde las premisas del modelo A·B·C para la Sostenibilidad y el enfoque Arte Social para el Cambio de Comportamiento, ambos propuestos por One Drop.

Iniciativas para la transformación

Raquel Porras, ingeniera civil y gerente de proyectos de Lazos de Agua en México, Guatemala y Nicaragua, a través de One Drop, comenta que antes del inicio del Proyecto Quiché se pretendió accionar en zonas con bajos niveles de cobertura en agua y saneamiento que han supuesto riesgos para la salud de los habitantes, con posibles enfermedades diarreicas, desnutrición crónica, infecciones y efectos en la higiene menstrual, entre otros.

El ingeniero forestal y director de país por Water for People, Mario Velásquez, señala que las condiciones climáticas y topográficas de las comunidades también se tomaron en cuenta, pues eso influye en cómo los residentes pueden abastecerse de agua desde el espacio natural.

Esa situación supone un reto en municipios como San Bartolomé Jocotenango o San Andrés Sajcabajá, ubicados en el territorio semiárido del Corredor Seco, donde las lluvias son irregulares y las sequías, constantes, a lo largo del año.

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Para combatir las implicaciones naturales y el rezago estatal en cuanto a la falta de recursos hídricos inmediatos, los programas Lazos de Agua y Quiché, funcionarios y dependientes de entidades municipales, de salud y educativas, así como líderes comunitarios —entre ellos Santa Santana Marina Mendoza y Rafael Calel— se encontraron en distintos territorios quichelenses para poner en funcionamiento varias tecnologías a fin de mejorar el acceso al agua.

Entre las acciones implementadas destacan los sistemas unifamiliares, que abastecen de agua dentro de las viviendas, a partir de una fuente —como nacimientos o pozos— presente en las mismas propiedades, o en puntos cercanos.

También se instalaron sistemas de captación de agua pluvial —aljibes—, que consisten en depósitos que pueden almacenar y purificar agua de lluvia para que de una a tres viviendas tengan dispongan del recurso. Durante los últimos seis años también se ha fomentado la construcción de distintos tipos de sanitarios duraderos, como aboneros, de pozo ciego y lavables —también llamados de arrastre hidráulico—.

Luego de ver estos esfuerzos en su comunidad durante los últimos tres años, Santana Marina Mendoza cuenta desde Lagunitas, Santa Cruz del Quiché, que la dinámica respecto del agua es distinta ahora. Explica que el acceso a ese recurso tan vital está cambiando a la comunidad. “Ahora la vida será más saludable para los más jóvenes”, comenta.

Durante el proyecto se realizaron acciones para sensibilizar acerca del valor ecológico, higiénico y social del agua. (Foto Prensa Libre: Cortesía Lazos de Agua)

El Programa Quiché se inició en el 2015 y se terminó de ejecutar el año pasado. En el 2021, los resultados son monitoreados, pero también continúan las labores de Water for People para que lleguen al 95% de cobertura en servicios sostenibles de agua y saneamiento en los municipios.

El Programa Quiché reveló que, para 2020, 40 mil personas fueron beneficiadas con acceso sostenible al agua en las cuatro comunidades.

De acuerdo con información de Water for People Guatemala, para el 2021 se ha logrado que un 96.05% de escuelas y centros de salud en los cuatro municipios tengan acceso al agua.

Los sistemas de adquisición de agua comunitaria están presentes en un 86.1% de las territorialidades. Para fines de saneamiento del recurso, se ha logrado una cobertura del 80% en las comunidades, mientras que el agua domiciliar está presente en un 73.7% de los hogares, en los cuatro municipios.

La implementación de los sistemas de abastecimiento y sanitarios en las cuatro comunidades de Quiché por parte de Lazos de Agua involucraron a cerca de 81 mil personas. En cada uno de los municipios trabajaron miembros de las organizaciones, agentes estatales, artistas y los mismos vecinos.

Mario Velásquez cuenta que esto se logró por un “aporte tripartito”, en el que las organizaciones compraban materiales básicos, que se complementaban con algunos que los vecinos tenían a su disposición, como arena o tierra. Además, estos colaboraron con mano de obra y alimentación para varios técnicos, como albañiles o fontaneros, que se encargaron de las instalaciones.

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Velásquez comenta que la participación de los pobladores en estas construcciones proponía una distancia con el paternalismo. “Hemos querido que ellos se involucren en sus nuevos sistemas y que sepan que sus aportes son significativos para tener acceso al agua”, dice el ingeniero.

A esta acción se sumaron los esfuerzos de sensibilización de parte de especialistas en las organizaciones, comunitarios y representantes de instancias municipales, de Salud y educativas, para que, a través de charlas y actividades, se creara conciencia sobre el cuidado del agua y su relación con los hábitos de higiene.

También jugó un papel importante la participación de instituciones microfinancieras como Maya Versátil y la Red de Instituciones de Microfinanzas de Guatemala, que ofrecieron créditos para que los vecinos tuvieran posibilidades de construir servicios de saneamiento.

Con un tono de esperanza, Rafael Calel afirma desde San Bartolomé Jocotenango que estas acciones han sido contribuciones a un nuevo mañana. “El mensaje que nos queda es que debemos buscar una solución a través de las tecnologías que tengamos a mano. Solo así llenaremos nuestras necesidades, aunque nuestros entornos sean un reto”, comparte.

Transformación desde el arte

A lo largo del Programa Quiché se implementó el enfoque “Arte Social para el Cambio de Comportamiento”, promovido por la Fundación One Drop. De acuerdo con Raquel Porras, esta iniciativa buscaba promover prácticas de comunicación artística para que se aprendiera sobre la importancia del agua en las comunidades.

También se pretendía impartir capacitación lúdico—pedagógica entre los pobladores para que pusieran en práctica acciones de protección e higiene respecto del agua. Fue así como durante cinco años grupos artísticos como Artzenico, Artistas Trabajando, Caja Lúdica y la Asociación Teatro de Títeres Armadillo accionaron en Quiché.

El artista escénico y plástico Guillermo Santillana, representante del Teatro de Títeres Armadillo, comenta que desde esa plataforma se lideraron cinco proyectos que involucraron a personas de todas las edades en los cuatro municipios.

La marioneta de la Serpiente del Río Kumatz, elaborada en uno de los espacios artísticos, hizo su recorrido por las comunidades de Quiché. (Foto Prensa Libre: Cortesía Lazos de Agua)

La primera, una marioneta gigante en forma de serpiente azul, fue creada por los artistas y vecinos para evocar la figura ancestral de los ríos, que eran metaforizados como grandes serpientes. También crearon distintos murales con mosaicos en los que se plasmaron ideas y motivos que hablaban de la importancia del acceso y cuidado del recurso hídrico.

Además, una exposición reunió fotos de distintos niños que compartieron su mirada acerca del agua, los artistas crearon un libro de cuentos ilustrado que resaltaba valores ecológicos e históricos. El involucramiento con los vecinos fue vital y sobre todo en los distintos cortometrajes que realizaron para contar historias propias de la comunidad donde se abordaba la relación con el agua.

ESCRITO POR:

Alejandro Ortiz

Periodista de Prensa Libre especializado en temas sobre cultura y bienestar, con 5 años de experiencia.