El estudio publicado en la revista Environmental Health Perspectives halló una relación entre días calurosos y piedras en el riñón en 60 mil pacientes, cuyos registros médicos fueron estudiados en Atlanta, Chicago, Dallas, Los Angeles y Filadelfia.
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“Encontramos que a medida que las temperaturas diurnas suben, hay un rápido aumento de la probabilidad de que los pacientes sufran en el transcurso de los siguientes 20 días cálculos renales“, dijo Gregory Tasian, un urólogo pediátrico y epidemiólogo del Hospital de Niños de Filadelfia y autor del estudio.
Con temperaturas medias diarias superiores a 10 grados centígrados, el riesgo de aparición de cálculos renales aumentó en todas las ciudades estadounidenses, excepto en Los Ángeles. Además, los cálculos renales fueron más frecuentes luego de tres días de producirse una ola de calor.
Los cálculos renales se producen cuando sustancias como el calcio y el fósforo alcanzan una concentración demasiado alta en la orina. No tomar suficientes líquidos puede exacerbar el problema.
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Se calcula que alrededor del 10 por ciento de la población de Estados Unidos sufre de cálculos renales, y son más comunes en hombres que en mujeres.“Estos hallazgos apuntan a posibles efectos en la salud pública relacionados con el cambio climático global“, dijo Tasian.
“La prevalencia de cálculos renales ha ido en aumento en los últimos 30 años, y podemos esperar que esta tendencia continúe, tanto en cantidad como en extensión del área geográfica, a medida que aumentan las temperaturas diurnas”, dijo Tasian.
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