Esos microbios han sido señalados como depósitos de genes de resistencia disponibles para el intercambio con los patógenos clínicos.
Las bacterias del género Streptomyces, el más extenso entre las actinobacterias, se encuentran predominantemente en suelos y en la vegetación descompuesta, y su presencia se distingue por el olor a tierra húmeda que resulta de su producción de un metabolito volátil, la geosmina.
Forsberg y sus colegas emplearon la secuencia metagenómica para identificar a siete genes de resistencia en las bacterias del suelo de granjas que comparten una identidad perfecta con los genes de resistencia en varias cepas de las bacterias Salmonella, Klesbsiella pneumoniae y otros patógenos.
Los resultados, añadió Science, indican que la contaminación del suelo y el agua con los desechos que contienen altos niveles de antibióticos, así como el uso excesivo de antibióticos en la crianza del ganado, probablemente contribuyen a la selección de genes de resistencia a los antibióticos en las bacterias presentes en el ambiente.
Las conclusiones de este estudio podrían modificar el enfoque que actualmente prevalece acerca de la resistencia bacterial a los antibióticos, y las formas de combatirla.