Cincuenta años después…

Volvemos a los recuerdos con el medio siglo de periodismo de Mario Antonio Sandoval.

Con el cambio de año siempre vienen a la mente ideas motivadoras y temas que uno desea escribir; respuestas a mensajes que aún esperan los lectores. Pero esta vez, al enterarme por el editorial de Prensa Libre, del domingo recién pasado, del medio siglo de periodismo de Mario Antonio Sandoval Samayoa, es un tema que yo tengo que celebrar, y que me emociona. ¿Por qué? He seguido de cerca su elevada carrera profesional, desde que él se inició en este apasionante oficio.

Mucho puede escribirse, sobre los logros alcanzados por un periodista tan conocido, como Mario Antonio Sandoval Samayoa. Desde los 18 años —siendo casi un adolescente—, sabía lo que buscaba y lo que quería, y lo logró.

No eran para menos sus sueños de escalar y de ascender, para llegar adonde llegó. Nació con la tinta en sus venas, herencia de su padre el periodista Mario Sandoval Figueroa, escritor y poeta, uno de los cinco fundadores de Prensa Libre. Y por la genética de su abuelo, convertido en un académico de la lengua. Además, su madre, Marinés Samayoa de Sandoval fue una maestra notable, hábil y visionaria.

¡Un hombre de suerte por el linaje de sus ancestros! Diría yo. Así, la hoja de vida de este veterano periodista es abundante en estudios, luchas y éxitos, que merece espacio aparte.

Pero ahora, déjenme contarles una anécdota de este periodista polifacético, que siempre que nos encontramos la recordamos y disfrutamos: Era el año 1954. Yo me iniciaba en Prensa Libre con el sueño de realizarme en esta profesión, que me fascinaba como buena oriental. Allí, había excelentes maestros de quienes aprender por su capacidad y talento, y fueron muy generosos con aquella jovencita provinciana que llegaba llena de sueños e ilusiones.

En mi pequeño escritorio me ponían a hacer de todo; porque en esa época éramos un equipo que queríamos sacar adelante un proyecto periodístico. De repente, en sus vacaciones, aparecía el protagonista de mi historia —Mario Antonio— con ese carácter extrovertido y empático. Apenas llegaba a los 12 años.

De entrada, se sentaba a la par mía y se ponía a revolver mis papeles, a platicar, a mover y deshacer lo que tenía enfrente. Su papá, para entretenerlo, le pagaba por su “trabajo” unos cuantos centavos, y con ese dinero corría a la tienda de enfrente a comprar golosinas. La verdad es que me alegraba el momento.

Desde aquellos años, Mario Antonio Sandoval es el mismo de siempre: Atento, cariñoso, inquieto; siempre corriendo por algo que quiere alcanzar y han sido grandes sus metas: Tal vez la vida no le ha sido fácil, pero ha sido un gran luchador en el campo del periodismo y en el  quehacer de la patria. Y, así… Siempre queremos regresar a los recuerdos. Pero el momento presente es lo único que tenemos y hay que vivirlo. El periodista Mario Antonio Sandoval Samayoa va para largo.

rina.montalvo@gmail.com

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