Salud y Familia

Clubes de lectura: Espacios para unir palabras con el espíritu y el mundo

Los clubes alrededor de la lectura fomentan el diálogo interior, la apertura hacia los demás y procuran nuevas comunidades en torno a diversos temas.

Compartir mismos intereses a través de la lectura puede llevarnos a estimular la empatía y la sensibilización por las ideas de otras personas. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)

Compartir mismos intereses a través de la lectura puede llevarnos a estimular la empatía y la sensibilización por las ideas de otras personas. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)

A sus 18 años Ángel Almeda empezaba a caminar por los pasillos de la Universidad Rafael Landívar (URL) donde cursó la carrera en Derecho, y donde también descubrió las capacidades de liderazgo que le han permitido llegar a otras personas mediante la literatura.

Durante el tiempo que estudió en la universidad, Ángel desarrolló varios clubes de lectura, motivado por la falta de espacios en la institución donde los estudiantes pudieran compartir sus ideas luego de aproximarse a algún libro.

Esto provocó varios acercamientos con las autoridades académicas de la URL, a quienes el estudiante de Derecho propuso hacerse cargo él mismo de un espacio donde se pudiera aprender, compartir y gozar desde la experiencia de la lectura.

La autorización de los altos mandos académicos frente a la idea permitió que desde 2017 los clubes de lectura se insertaran al ecosistema de espacios para la recreación y enriquecimiento cultural de los estudiantes.

Hasta la fecha y meses previos a su graduación, Ángel sigue promoviendo un club de lectura todos los miércoles en los recesos del horario vespertino. En su dinámica, el joven propone varios temas de los cuales parten lecturas que ocho asistentes exploran semanalmente y que fomentan un diálogo rico en ideas y emociones.

Viniendo desde el lugar más natural de su personalidad, Ángel se define como alguien con vocación de enseñante. “Me gusta el contacto con las personas y creo que hay que formar espacios que no están normalizados”, dice Almeda refiriéndose a los clubes de lectura donde el joven ha comprendido cada vez más la importancia de la lectura.

Su historia frente a las páginas inició con la saga de El Capitán calzoncillos devorada completamente a los 9 años. Luego aparecieron la ciencia ficción y la novela rusa. A partir de los 15, una obsesión por la novela negra que aún se mantiene y desde hace un par de años, la poesía.

Ángel asegura que la lectura es un espacio donde fluye la libertad por acercarse a “cosas nuevas” y donde siempre se ganan municiones para dialogar con más perspectiva.

Beneficios de una lectura compartida

La experiencia de tomar un libro (sea impreso o digital), abrirlo, retener toda la atención (en la página o la pantalla) y explorar las palabras con la mirada, guarda un beneficio importante desde la psicología, según explica la terapeuta Silvia Cordón.

“Nos puede permitir encontrarnos con nosotros. La conexión con los libros representa un acercarse a mundos completos. Son una ventana a experiencias de la vida que hemos tenido, como otras que no y algunas que quizá no lleguemos a experimentar”, comenta Cordón.

La psicóloga explica que, al ser elegido un libro de forma voluntaria, las personas estimulan tanto su autonomía como la satisfacción previa por el conocimiento: “Es una forma mucho más accesible para la mente el no poner resistencias, ya que se puede permitir entrar al proceso de lectura y autoconocimiento”, explica.

Para muchas personas, el tiempo que se dedica a la lectura suele ocurrir en momentos de ocio, recuerda Silvia, quien explica que el vínculo entre la lectura y ese espacio de libertad resulta importante en cuanto a la autocomprensión que faculta. “Nos da la posibilidad de darnos tiempo para nosotros mismos. El ocio no es solo para ‘no hacer nada’, sino para permitirnos el encuentro haciendo algo que nos produzca placer”, dice.

Por sí sola, la lectura nos lleva a encuentros con experiencias propias, así como externas y por ende, generan una mayor perspectiva sobre la experiencia humana. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)

El gozo por la lectura también procura combatir el pensar de forma individual. Según apunta Cordón, en un mundo donde pareciera que navegamos solos, “los libros pueden ser una forma de salvavidas donde las personas encuentran una forma de empezar a entender lo que les está pasando, a cuestionarse y encontrar orden en el caos de las propias ideas y emociones”.

De la experiencia propia al entendimiento común: así puede operar también la lectura, confirma la terapeuta, quien sostiene que la postpandemia ha provocado una necesidad de conectar con otras personas.

“Frente a la creación de comunidades a través de un libro, nos topamos con personas que dicen que entraron a la comunidad porque buscaban un encuentro y salir del ensimismamiento. La vivencia se vuelve más enriquecedora y puede conectar con actividades de sensibilización, de generar empatía en tiempos de despersonalización”, argumenta Silvia.

Importancia comunitaria

Luego de las cuarentenas impuestas en Guatemala tras la expansión del covid-19, Ana Lucía Galicia, actualmente de 26 años, y Solivan Guillén, de 28, iniciaron en 2021 una librería virtual que suele distribuir libros editados en el extranjero que no pueden conseguirse fácilmente en el país.

Los títulos, que son escritos por autores contemporáneos, han llegado a calar en una pequeña pero constante comunidad de lectores jóvenes que se interesan por tópicos como la cotidianidad, las emociones  y el lugar que ocupan en las complejas sociedades actuales.

Bajo el nombre Libros del Centro, Galicia y Guillén se han encontrado con la oportunidad de expandir la lectura, y desde principios del presente año, fomentan esta inquietud a través de un club de lectura que reúne a 32 personas que mensualmente se encuentran para conversar sobre libros.

Según explica Ana Lucía, el llamado Club del Centro se conforma de 10 propuestas de libros que serán leídos hasta noviembre y que se distinguen por haber sido escritos por mujeres hispanoamericanas.

El Club del Centro es una propuesta de jóvenes que desde inicios de 2023 busca acercar a un público lector con escritoras hispanoamericanas. (Foto Prensa Libre: Cortesía Ana Lucía Galicia)

“Estas autoras escriben desde la experiencia personal, íntima, de las relaciones sentimentales y la familia. Muchos de los temas que atendemos son desde un enfoque social mezclado con la cotidianidad. Son historias que nos atraviesan y nos afectan”, comparte Galicia.

A decir de la también impulsora del Club del Centro, las conversaciones surgidas luego de las primeras lecturas van en crecimiento alrededor de la curiosidad y la empatía por escuchar las distintas opiniones de quienes forman el grupo.

“Percibimos que las personas siempre están a la espera de leer historias nuevas y actuales. Los integrantes se dedican a diferentes cosas, pero son muy afines al descubrimiento literario. Esta cercanía está siendo increíble porque llegamos a momentos donde ellas mismas se recomiendan libros o temas. Es otra manera de ir enlazando una comunidad lectora”, comparte Ana Lucía.

Derivas filosóficas

¿Cuáles serían las secuelas filosóficas de leer en comunidad más allá del gozo inmediato y del compartir experiencias sobre la interpretación de lo leído? Para Carlos Gerardo González, escritor y coordinador de la Maestría en Literatura Hispanoamericana de la Universidad Rafael Landívar, esto puede responderse desde la misma idea de comunidad.

“Pienso que compartir los sentidos enriquece la lectura, así como establecer vínculos comunitarios es un gesto político. Cada vez más hay vulneraciones frente a la organización comunitaria”, argumenta González.

También menciona que estos espacios compartidos permiten una lectura creativa que evalúa los correlatos como estimulante: “Estas lecturas en comunidad pueden enriquecer las maneras creativas de acercarnos”, explica.

Por otro lado, Carlos explica que estas posibilidades de “espacios seguros” también construyen lugares para comprender mejor las palabras, así como aprender de forma más participativa por el diálogo constante.

El sentido de comunidad alrededor de la lectura fomenta la horizontalidad y el consenso. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)

“Lo más valiosos de estos clubes es que son caracterizados por la horizontalidad y la decisión consensuada. Es importante que le mediación no caiga en una cultura de forma autoritaria”, comparte.

La librería Sophos, pionera en acercamiento de lecturas con los guatemaltecos, sabe muy bien de esto. José Vega, gerente comercial del establecimiento, reconoce que es importante comprender qué quieren leer las personas para promover lecturas abiertas y cómodas.

Según cuenta el gerente, esta ha sido la clave de los distintos clubes de lectura que se han promovido desde 2003 en la librería, aún cuando estaban en su primera sede. “Había una cantidad de personas que quería leer y compartir esa manera de crear una comunidad. En nuestro caso, surgió como una propuesta de los lectores por reunirse y compartir”, asegura Vega.

El primer club de Sophos llegó a inscribir más de 400 personas, según cuenta José. Hasta la fecha, la existencia de estos espacios continúa siendo un hecho en la librería y a la fecha se han propuesto espacios para lectores de poesía, innovación, historia, pensamiento crítico, literatura infantil, entre otros.

ESCRITO POR:

Alejandro Ortiz

Periodista de Prensa Libre especializado en temas sobre cultura y bienestar, con 5 años de experiencia.