Y es que una vez que las manchas se secan, eliminarlas se vuelve más difícil.
Es por eso por lo que en el caso de manchas de grasa o de mantequilla, lo mejor es enjuagarlas de inmediato con agua caliente. Además, hay que colocar sobre las manchas aún frescas jabón líquido para ropa fina o de color, y en las que se producen en la lana o la seda los líquidos de lavado especiales para estas prendas.
Las sustancias activas que tienen estos productos permiten quitar la grasa de las fibras. También puede resultar útil el jabón de bilis de vacuno.
No siempre conviene el agua caliente
Las manchas de yema de huevo, leche, helado y salsas o cremas untables también deben tratarse con agua lo antes posible, aunque nunca con agua caliente. Esto es así porque estos alimentos contienen proteínas que cuajan a más de 40 grados y que luego cuesta más eliminar en el lavado. Por eso, conviene remojar las prendas y manteles cuanto antes en agua fría y añadir algo de producto para lavar prendas finas o de lana.
Si una mancha está compuesta por varias sustancias, como café con leche, también hay que enjuagarlas primero con agua fría para más seguridad. Luego se puede lavar la mancha con jabón o solución detergente a una temperatura más tibia.
¿Vino blanco sobre vino tinto?
Es verdad que el vino blanco suele ser un producto efectivo para eliminar las manchas de vino tinto. Pero la realidad es que se trata de una opción cara e innecesaria. Para quitar una mancha de vino tinto, lo mejor es enjuagar rápidamente la prenda o mantel.
Por eso, cuando se está fuera de casa, en un restaurante, bar o fiesta, se puede usar lo que está más a mano y es más barato: agua del grifo. Luego hay que secar la parte enjuagada con un paño seco para absorber el líquido. Los especialistas afirman que cubrir la mancha de vino con sal, algo que se aconseja mucho, no es más efectivo que enjuagarla con agua.
Tras estas medidas de emergencia, hay que lavar las prendas de la forma usual. La lavadora hará su trabajo y eliminará los restos de manchas que quedaron.