En la cama de los pequeños no debería haber ningún otro objeto adicional como almohadas, mantas o peluches. Y es que estos pueden llevar a un recalentamiento del bebé. Además, los pequeños se pueden enredar en ellos y así aumentar el riesgo de que se tapen las vías respiratorias. En el peor de los casos, el bebé puede asfixiarse.
La posición más segura para dormir es boca arriba
Cuando los padres lleven a acostar a su bebé, deberían prestar atención a que sea sobre una superficie firme y pareja. Y es que los pequeños no pueden influir en la posición en la que duermen durante los primeros cinco o seis meses.
La posición boca arriba es considerada la más segura y la mejor para dormir. Al principio, ubicarlo boca abajo o de lado es riesgoso.
Sin embargo, si el bebé se mueve solo hasta quedar de lado o boca abajo, puede quedarse en esa posición, siempre y cuando ya esté en condiciones de moverse, como para volver por sí mismo a ubicarse de espaldas.
Muerte súbita: las medidas que minimizan el riesgo
Sobre todo, para los menores de cuatro meses, los asientos de coche, los cochecitos o los portabebeses (huevitos) no son apropiados para dormir. Los niños podrían hundirse demasiado en el asiento y recibir demasiado poco aire, o resbalar hacia abajo y ser estrangulados por el cinturón de seguridad.
Hasta ahora no están claras las causas exactas por las que algunos niños mueren durante el sueño en el primer año de vida. Pero quien preste atención a estas medidas puede minimizar mucho el riesgo de una muerte súbita.
Según las estadísticas, en Alemania, por ejemplo, prácticamente se redujeron a la mitad los casos -a 64 al año- entre 2010 y 2020 gracias a las medidas de prevención.