Salud y Familia

Día Mundial de la Educación: por qué ser inclusivos en el salón de clases nos podría ayudar a ser mejores seres humanos

En una comunidad cada persona es un ser único con gustos, habilidades y capacidades diferentes y el salón de clase es un espacio que podría influir en una mejor convivencia.

Cada niño tiene un proceso de aprendizaje  y el ideal es que el sistema ofrezca soluciones a cada uno.  (Foto Prensa Libre: RDNE Stock project/Pexels)

Cada niño tiene un proceso de aprendizaje y el ideal es que el sistema ofrezca soluciones a cada uno. (Foto Prensa Libre: RDNE Stock project/Pexels)

Silvana Corso, en 2017 empezó a ser reconocida por su historia en la inclusión educativa en Argentina.  Durante algunos años fue directora de una institución educativa que  se dedicaba a aceptar a niños con diferentes condiciones, ahora es supervisora de escuelas públicas en su país.

¿Por qué es impactante su historia? En una conferencia TEDx Corso explicó que ella era una niña con problemas de aprendizaje, la dejaron terminar su primaria recomendando que no siguiera estudiando y que trabajara en algo práctico porque no podría graduarse.  En secundaria entró a una institución que le aceptó en su programa  y ella describe que en ese lugar se sintió por primera vez apoyada en lo educativo.  Allí nació su vocación como maestra y quería ayudar a otros que estaban como ella para no quedarse sin conocimiento.

Más adelante tuvo una hija llamada Catalina, su condición era parálisis cerebral severa y  un jardín de niños la recibió en sus salones de clase.   Los niños aprendieron a entenderla y comunicarse con ella a través de sus manos, le hablaban y cuidaban.

“Quería que vieran a la niña más allá de su discapacidad”, expresó.  “Ella era una persona que necesitaba vivir y la escuela a diferencia de las clínicas la convirtió en algo más que una paciente y a partir de ese momento “ese fue mi modelo de escuela, porque atendía a cada uno de los niños”, expresó.   Catalina falleció a los nueve años, pero tuvo muchas experiencias como viajes, fiestas, salidas al cine y al teatro.

Corso da cursos y talleres con regularidad de educación inclusiva y ha tenido la experiencia de promover que se reciban a niños con parálisis cerebral, autismo, psicosis, síndrome Down y otras condiciones, “esto es una  garantía para los alumnos en general porque ellos así aprenden a conocer la diversidad humana, así como aceptar y lidiar con sus propias limitaciones”, dijo la experta.

Asegura también que en general las instituciones no están preparadas para ello.  Pero, es posible educarse y es una manera que entre todos se logre vencer las barreras de accesibilidad para que como sociedad no seamos indiferentes a las necesidades de los otros.

Mayor inclusión

El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, Unicef explica que la educación inclusiva produce beneficios para todos los niños y niñas debido a los cambios significativos en la forma en que la escolarización se planifica, implementa y evalúa.

Algunas investigaciones muestran que los niños y niñas con discapacidad, incluso los que tienen dificultades de aprendizaje, presentan mejores resultados académicos y, en general, mejor comportamiento en las escuelas regulares que sus pares con discapacidades similares en aulas segregadas.

Un artículo del Instituto para el Futuro de la Educación, del Tecnológico de Monterrey, explica que en Latinoamérica, según el informe de la Unesco, varios países no cuentan con “un equipo multidisciplinario requerido, como lo son: psicólogos, docentes especialistas en educación especial, psicopedagogos, trabajadores sociales, entre otros, que puedan brindar el abordaje que los niños con necesidades educativas especiales necesitan”.

Al interactuar con personas de diferentes orígenes y habilidades, los estudiantes adquieren habilidades sociales y de comunicación.  (Foto Prensa Libre: Artem Podrez/Pexels)

La educación especial separa a los estudiantes con discapacidades o desafíos de aprendizaje de la educación general, mientras que en la inclusiva todos conviven dentro del mismo entorno. La primera tiene un enfoque individual y busca brindar a cada niño los recursos que necesitan para progresar, la segunda, en teoría, debería brindar apoyo adicional para apoyar a que cada alumno se adapte al plan de estudios regular, aceptando los diferentes patrones de aprendizaje de cada uno y adaptándose a sus necesidades individuales.

La organización agrega que cuando los docentes están formados para incluir a los niños con discapacidad, el nivel y la calidad del aprendizaje de los niños con esta condición aumenta, al igual que el nivel de aprendizaje de los estudiantes sin discapacidad.

Positiva interacción

Victor Rodríguez, psicólogo y logopeda español e invitado al III Congreso internacional de ciencias psicológicas y humanas organizado por la Universidad del Istmo, Unis, comparte que cualquier niño tiene la necesidad de ser educado.  “Cada vez tenemos más urgencias y dificultades para educarlos porque los variables del contexto en la era del internet están cambiando los sistemas en que los niños están aprendiendo”.

Rodríguez agrega que el mayor de los problemas es que la mayoría de países están centrados en niños típicos y es importante que los profesores sean formados con flexibilidad para los nuevos ritmos de abordaje y atención en los salones de clase para atender a los niños con diferentes necesidades.

Doris Melissa Parada, magister en Análisis social de la discapacidad, psicóloga y terapista de lenguaje, comenta que la educación inclusiva es un enfoque social que busca garantizar que todos los estudiantes, independientemente de sus diferencias y capacidades, tengan la oportunidad de participar plenamente en el sistema educativo.

En ella se promueve la participación de todos los estudiantes en el proceso educativo, fomentando su involucramiento en el aprendizaje y en la vida escolar y se hacen adaptaciones, adecuaciones y ajustes razonables para garantizar que los estudiantes con discapacidad o necesidades específicas puedan participar en igualdad de condiciones. Esto puede incluir modificaciones en el currículo, el entorno o la enseñanza.

Parada agrega que esto permite un mejor desarrollo de la empatía y una educación inclusiva implica adaptar las prácticas pedagógicas para atender las diversas necesidades de los estudiantes, lo que beneficia a todos, no solo a aquellos con discapacidad. Se promueve un enfoque de aprendizaje centrado en el estudiante que puede mejorar la calidad de la educación en general.

Otro punto importante es la preparación para la vida real.  “Al interactuar con personas de diferentes orígenes y habilidades, los estudiantes adquieren habilidades sociales y de comunicación”, dice.  Además, se da una reducción de la discriminación, lo que contribuye a una sociedad más inclusiva en general, sin olvidar el cumplimiento de derechos humanos.

ESCRITO POR:

Ingrid Reyes

Periodista de Prensa Libre especializada en periodismo de bienestar y cultura, con 18 años de experiencia. Premio Periodista Cultural 2023 por el Seminario de Cultura Mexicana y premio ESET región centroamericana al Periodismo en Seguridad Informática 2021.

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