Gray (South Shields, Inglaterra, 1948) es considerado uno de los pensadores más importantes de nuestro tiempo y ha sido profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Oxford y de Pensamiento Europeo en la London School of Economics.
“Las preguntas sobre el sentido de la existencia y el secreto de la felicidad nos persiguen desde los albores de la civilización”, sugiere Gray, quien invita a seguir la ‘filosofía’ de la vida.
Dejar de fumar, hacer más ejercicio, comer mejor, dedicar más tiempo a la familia y los amigos, progresar en el trabajo… Son algunos de los propósitos que nos planteamos con mayor frecuencia para dar un giro positivo a nuestras vidas ante cada nuevo año que estamos a punto de estrenar.
A menudo esas listas de propósitos se convierten, con el paso de los meses, en una serie de buenas intenciones que no llegan a hacerse realidad.
Quizá sea hora de innovar un poco y probar algunas fuentes de inspiración para plantearnos una nueva filosofía. El autor cuenta que se inspiró en los gatos.
1.- No trate de convencer a un humano de que sea razonable.
Los seres humanos usan la razón para reforzar aquello que quieren creer y, rara vez, para averiguar si lo que creen es verdad. No se puede hacer nada al respecto Si la irracionalidad humana representa una frustración o un peligro para usted, huya de ella.
2.- Es ridículo quejarse de no tener suficiente tiempo.
Si piensa que no dispone del tiempo que necesita, es que no sabe cómo pasar su tiempo. Haga aquello que sirva a algún fin suyo propio y que disfrute haciéndolo por sí solo. Viva así y dispondrá de tiempo de sobra.
3.- No le busque un sentido a su sufrimiento.
Si está triste, tal vez busque consuelo en su pena, pero se arriesga entonces a convertirla en lo que le dé sentido a su vida. No se encariñe con su sufrimiento y evite a quienes lo hacen.
4.- Es mejor ser indiferente que sentirse obligado a amar.
Pocos ideales han sido más dañinos que el del amor universal. Mejor cultivar la indiferencia, que puede tornarse en amabilidad.
5.- Olvídese de perseguir la felicidad y tal vez la encuentre.
No encontrará la felicidad persiguiéndola, pues no sabe qué le hará feliz. En vez de eso, haga lo que le parezca más interesante y será feliz sin tener que esforzarse por saber nada de la felicidad.
No luche contra el miedo a la muerte. Deje que se desvanezca.
Si ansía la calma y la paz, siempre estará agitado.
6.- La vida no es un relato.
Si piensa que su vida es un relato, se sentirá tentado a escribirlo hasta su final mismo. Pero usted no sabe cómo terminará su vida, ni qué ocurrirá antes de eso. Mejor sería que se deshiciera del guion. Vale más la pena vivir la vida no escrita que cualquier historia que se pueda inventar.
7.- No tema a la oscuridad: suele ocultar cosas interesantes.
Le han enseñado a pensar antes de actuar y, muchas veces, es un buen consejo. Cuando actúa por impulso, es posible que esté obedeciendo a dictados de filosofías que ha interiorizado sin pensar. Pero, a veces, es mejor seguir un pálpito que destella desde las sombras. ¿Quién sabe adónde le podría llevar?
8.- Duerma por el simple placer de dormir.
Dormir para que pueda trabajar más cuando se despierte es una manera muy triste de vivir. Duerma por placer, no por provecho.
9.- Guárdese de quien no se ofrezca a hacerle feliz.
Quienes se ofrecen a hacerle feliz tratan de hacerse ellos mismos menos infelices de ese modo. Necesitan su sufrimiento porque, sin él, tendrían menos motivos para vivir. Desconfíe de las personas que dicen que viven para los demás.
10.- Mire el mundo sin esforzarse por encajarlo en su relato.
Cuando vea las cosas sin querer cambiarlas, lo que en muchas tradiciones se llama contemplación, puede permitirse vislumbrar la eternidad.
Cada momento está completo en sí mismo y el decorado cambiante se le revela entonces como si estuviera fuera del tiempo. La eternidad no es un orden distinto de las cosas, sino el mundo visto sin ansiedad.