El primer paso para lograrlo es cambiar la mentalidad de que un embarazo está enteramente ligado a la mujer.
“En nuestras sociedades pensamos que la fertilidad o los problemas de esta no involucran a los hombres, pero sí está ligado a ellos en un 50 por ciento. El hombre tiene que pensar que hay factores suyos que influyen en la procreación”, dice el infertólogo Juan Francisco Solís.
En ese sentido se involucran genética, historial y estilo de vida, cuestiones sociales y psicológicas, entre otras, que merecen atención.
A criterio de Solís, hay otros factores que también afectan la fertilidad masculina, por ejemplo, cuando alguien nace sin los testículos descendidos. “Esto provoca un daño irreversible en las células que producen los espermas si no se hace una operación antes del año, ya que para que la espermatogénesis suceda se necesita un grado centígrado menos del resto del cuerpo”, explica el experto.
Otras condiciones que afectan la calidad del esperma son padecimientos como las paperas, ya que el virus de la parotiditis puede viajar a través del torrente sanguíneo hacia los testículos.
También hay que tomar en cuenta el factor genético y el historial médico de la familia del hombre y la mujer.
“Si analizamos la historia familiar de una paciente podemos ver los riesgos de enfermedades que pueden afectar a nuestro futuro hijo. De hecho, una sencilla prueba de ADN previa al embarazo permite identificar 600 enfermedades que podría padecer el bebé. La ciencia ahora también ya nos ha permitido contrarrestarlas con la terapia génica”, explica Cabrera.
¿Qué hacer?
En primera instancia hay que visitar a un médico con mucho tiempo de anticipación a la procreación. Pueden ser especialistas como andrólogos, infectólogos, internistas o ginecólogos.
El cuidado preconcepcional inicia con la entrevista con el especialista. “En los cuidados previos creamos pruebas de fertilidad, entrevistamos, investigamos sobre su historia médica, antecedentes que pueden afectar la calidad espermática”, dice Solís.
Más allá de estas evaluaciones, los expertos recomiendan mejorar los hábitos. “Una persona que consume alcohol u otras sustancia, que fuma, que no hace ejercicio, que tiene obesidad, seguramente no tendrá un esperma de calidad que logre la fecundación; y si este, logra hacerlo, puede que termine en una pérdida de embarazo”, dice Solís.
Otros factores ambientales como estar expuesto a radiaciones o sustancias químicas en el trabajo o en casa también tienen un efecto negativo en la salud del futuro padre.
“Un esperma requiere de 72 horas para ser funcional, por lo que conviene tener cuidados previos al menos tres meses antes de la fecundación”, comenta Solís.
“Otro factor no menos importante es la preparación emocional y económica del hombre. ¿Estoy preparado para ser papá? ¿Estoy listo económicamente? Son varios factores que hay que responder”, dice Cabrera.
Consejos
– Tener una dieta balanceada, libre de alcohol o tabaco.
– Llevar un récord de vacunación actualizado.
– Hablar con el médico si se toma algún medicamento.
– Estar en forma bajo el consejo de un nutricionista.
– Llevar una vida sexual responsable, ya que tener múltiples parejas puede bloquear conductos del órgano sexual masculino.
– No consumir pastillas para bajar o ganar peso, tranquilizantes, relajantes y antidepresivos, sin consultar con un médico.
– Tomar en cuenta que al procrear a edades avanzadas —45 años en el hombre y 40 en la mujer—, el bebé puede nacer con síndrome de Down, acondroplasia o neurofibromatosis.
Fuentes consultadas: Julio Cabrera, tel. 2336-5778; Juan Francisco Solís, tel. 2385-7578.