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¿Funciona prohibir los celulares en las escuelas?

Unos afirman que la medida reduce las distracciones y el acoso escolar; otros, que podría obstaculizar la autonomía y el pensamiento crítico de los alumnos

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Los teléfonos confiscados a los estudiantes se guardan en una caja fuerte especializada en el bachillerato Timber Creek en Orlando, Florida. (Foto Prensa Libre: Zack Wittman/The New York Times)

Los teléfonos confiscados a los estudiantes se guardan en una caja fuerte especializada en el bachillerato Timber Creek en Orlando, Florida. (Foto Prensa Libre: Zack Wittman/The New York Times)

A principios de este año, Florida aprobó una ley que obliga a las escuelas públicas de todo el estado a prohibir el uso del teléfono móvil durante las horas de clase. Las nuevas normas estatales reflejan la intensificación de la represión mundial contra los jóvenes y las redes sociales.

A principios de octubre, el gobierno británico publicó nuevas directrices que recomiendan evitar el uso de teléfonos celulares en las escuelas de todo el país. Italia baneó el año pasado el uso de teléfonos móviles durante las clases, y China prohibió hace dos años que los niños lleven teléfonos a la escuela.

Según un informe reciente de la Unesco, la agencia educativa y cultural de las Naciones Unidas, cerca de uno de cada cuatro países tiene actualmente leyes o políticas que prohíben o restringen el uso del teléfono móvil en las escuelas. Estas medidas suelen hacer excepciones para los estudiantes con discapacidades y para usos educativos aprobados por los profesores.

Aun así, las medidas contra los teléfonos inteligentes son polémicas.

Sus defensores afirman que las prohibiciones evitan que los estudiantes se desplacen por las redes sociales y envíen mensajes de texto acosadores, reduciendo así las distracciones en clase. Los detractores advierten que privar a los estudiantes de sus teléfonos podría castigar de forma desproporcionada a quienes tienen trabajo o responsabilidades familiares, y que la aplicación de las prohibiciones podría impulsar medidas disciplinarias severas, como suspensiones escolares.

Aunque en algunas escuelas se ha registrado un descenso significativo de los incidentes de ciberacoso, existen muy pocos estudios rigurosos sobre los efectos a largo plazo de las prohibiciones.

¿Cómo empezaron las prohibiciones?

Los distritos escolares de Estados Unidos llevan más de 30 años experimentando con prohibiciones en el uso de los teléfonos.

En 1989, ante el aumento de la venta de drogas ilegales, Maryland aprobó una ley que prohibió a los alumnos llevar localizadores y los primeros teléfonos celulares a la escuela. Los infractores podían enfrentarse a multas y penas de cárcel. En la década de 1990, a medida que aumentaba el número de alumnos que llevaban teléfonos celulares a la escuela, los distritos también establecieron prohibiciones para eliminar los disruptivos dispositivos que no dejaban de sonar durante las clases.

A principios de la década de 2000, tras la masacre en la escuela secundaria de Columbine, Colorado, y los atentados terroristas del 11 de septiembre, las escuelas empezaron a revocar sus prohibiciones de teléfonos móviles por motivos de seguridad: permitir que los alumnos pudieran ponerse en contacto con sus padres en caso de emergencia.

Las prohibiciones volvieron a aumentar pronto, cuando las escuelas intentaron frenar las nuevas distracciones en las aulas: los iPhone y aplicaciones móviles populares como Facebook. Según datos federales, en 2010 más del 90 por ciento de las escuelas prohibían el uso de los celulares durante el horario de clases.

Pero la preocupación de que muchos estudiantes de familias con bajos ingresos, que no podían costearse sus propias computadoras portátiles, utilizaran teléfonos móviles con fines educativos hizo que algunos distritos escolares se lo replantearan. Para 2016, solo dos tercios de las escuelas prohibían los celulares.

Desde entonces, las advertencias sobre el uso compulsivo de las redes sociales y el ciberacoso han empujado a más escuelas a establecer prohibiciones. La semana pasada, docenas de investigadores y defensores de los derechos de los niños enviaron una carta al secretario del Departamento de Educación de EE. UU., Miguel Cardona, en la que pedían se emitiera un aviso instando a las escuelas de todo el país a prohibir los teléfonos móviles.

¿Por qué prohíben los teléfonos en las escuelas?

Algunos jóvenes han filmado violentas peleas escolares y publicado los videos en TikTok. Los estudiantes también han participado en desafíos en las redes sociales en los que han vandalizado instalaciones escolares.

Según un informe de este año de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, en 2021, el 16 por ciento de los estudiantes de bachillerato de EE. UU. afirmaron haber sufrido acoso a través de mensajes de texto o plataformas de redes sociales como Instagram durante el año anterior.

Algunos estudiantes también se han visto inundados por las notificaciones de las redes sociales. Un informe reciente de Common Sense Media, que rastreó a unos 200 jóvenes con teléfonos Android, descubrió que los participantes recibían normalmente 237 notificaciones al celular durante el día, aproximadamente una cuarta parte de ellas en horario escolar.

¿Funcionan las prohibiciones de los celulares en las escuelas?

Los informes nacionales sobre la prohibición de los teléfonos celulares en las escuelas ofrecen resultados desiguales.

En 2016, una encuesta federal de directores escolares encontró que las escuelas que prohibían los teléfonos celulares reportaron tasas más altas de ciberacoso que las que permitían el uso del dispositivo móvil. (El informe no ofreció una explicación de por qué las escuelas con prohibición de teléfonos móviles registraban mayores tasas de ciberacoso).

Un estudio sobre escuelas en España, publicado el año pasado, descubrió una reducción significativa del ciberacoso en dos regiones escolares que habían impuesto prohibiciones a los teléfonos móviles en las escuelas. En una de esas zonas, los resultados positivos en los exámenes de matemáticas y ciencias también aumentaron significativamente.

Un estudio reciente realizado en Noruega reveló que las alumnas expuestas a prohibiciones de uso de teléfonos en el bachillerato obtuvieron en promedio notas más altas. Pero las prohibiciones no tuvieron “ningún efecto” en las notas promedio de los estudiantes varones, quizá porque las alumnas pasaban más tiempo con sus teléfonos, según el estudio.

¿Qué deben hacer las escuelas?

El reciente informe de la Unesco recomienda a las escuelas proceder con cautela, considerar el papel de las nuevas tecnologías en el aprendizaje y basar sus políticas en pruebas sólidas.

La agencia de la ONU también sugirió que la exposición a herramientas digitales como los teléfonos móviles podría ayudar a los estudiantes a desarrollar una visión crítica de las tecnologías emergentes.

“Los estudiantes necesitan aprender los riesgos y las oportunidades que conlleva la tecnología, desarrollar habilidades críticas y entender cómo vivir con y sin la tecnología”, declaró la Unesco. “Alejar a los estudiantes de tecnología innovadora puede ponerlos en desventaja”.